Kabul/Washington.- El histórico acuerdo de poderes compartidos para Afganistán que se delineó en la cumbre de Bonn comenzó a agrietarse pocas horas después de ser alcanzado. Simultáneamente reportes de prensa indicaban que el líder supremo talibán, el mulá Mohammad Omar, decidió entregar la ciudad de Kandahar luego de negociar con el nuevo gobernante interino Hamid Karzai.
"El mulá Omar decidió entregar Kandahar al mulá Naqibullah", declaró a la agencia Prensa Islámica Afgana el ex embajador talibán en Pakistán Abdul Salam Zaeef, refiriéndose al líder tribal que una vez se desempeñó como oficial militar de la ciudad. La agencia AIP no difundió mayores detalles sobre las negociaciones que sostendría Omar, quien hasta esta semana había pedido a sus tropas a combatir hasta la muerte a las fuerzas anti-talibán respaldadas por la aviación estadounidense.
Hamid Karzai, designado el miércoles como jefe de un nuevo gobierno interino en Afganistán, expresó, en una comunicación vía satélite desde las cercanías de Kandahar, que había sostenido conversaciones, "muy productivas" con una delegación talibán. "Vinieron a verme y sostuvimos negociaciones agradables y fructíferas", expresó cuando al ser consultado sobre los informes de que el mulá Omar estaba preparado para entregar Kandahar, su último reducto en Afganistán. Gran Bretaña expresó también que veteranos dirigentes talibanes en Kandahar querían entregarse.
Entrega de armas
Según el acuerdo de rendición, los talibanes iniciarán hoy la entrega de armas en Kandahar, en un proceso que llevará de dos a tres días, lapso en el cual la ciudad será entregada "sin condiciones" a líderes locales pashtunes. El feudo talibán estaba siendo asediado desde las últimas semanas por fuerzas pashtunes anti-talibanes, al mando del jefe del futuro gobierno provisional afgano, Hamid Karzai, y por las tropas del ex gobernador de la provincia, Gul Agha.
Tras cinco años y 70 días en el poder en Afganistán, los talibanes rindieron su último refugio, luego de dos meses ininterrumpidos de bombardeos norteamericanos y bajo el asedio de la opositora Alianza del Norte y de líderes pashtunes locales. De esta manera concluyó la primera fase de la campaña "Libertad Duradera", encabezada por Estados Unidos tras los atentados del 11 de setiembre pasado en Nueva York y Washington, destinada a desalojar del poder de Afganistán a los talibanes, si bien el secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, aseguró que la "guerra no terminó".
Pero en una clara señal de que nada está claro sobre el futuro de Afganistán, el acuerdo de un gobierno interino bajo la jefatura de Karzai se vio amenazado por el descontento de dos poderosos líderes anti-talibán. El caudillo uzbeco, general Abdul Rashid Dostum, anunció que boicoteará al gobierno interino de poderes compartidos de Afganistán acordado por las facciones afganas en Alemania. Dostum, cuyas fuerzas dominan un sector del norte del país, que incluye la ciudad de Mazar-i-Sharif, dijo que su facción predominantemente uzbeca Junbish-i-Milli no estuvo representada con justicia en el acuerdo firmado el miércoles.
¿Gobierno en crisis?
"Estamos muy desalentados. Anunciamos nuestro boicot a este gobierno y no iremos a Kabul hasta que haya un gobierno apropiado en funciones", dijo Dostum desde el norte de Afganistán. Según Dostum, él había demandado que el ministerio de Relaciones Exteriores recayera en su facción, que forma parte de la Alianza del Norte. En su lugar, obtuvo las carteras de Minería e Industrias, y Agricultura.
"Esto es una humillación para nosotros", declaró y agregó que negará a los funcionarios del nuevo gobierno el acceso al norte, donde se encuentran los recursos petroleros y de gas natural de Afganistán.
Por otra parte, el líder espiritual pashtún Sayed Ahmad Gailani, cuya facción de exiliados establecida en Pakistán participó en las conversaciones de Bonn, criticó también el acuerdo, al que llamó "desequilibrado". Alentados por diplomáticos y promesas de miles de millones de dólares en ayuda, la Alianza del Norte y grupos rivales de exiliados acordaron el miércoles dejar a un lado sus rencillas y tratar de gobernar juntos a Afganistán por seis meses a partir del 22 de diciembre. (Reuters, DPA y Reuters)