Las nuevas medidas económicas que implementó el gobierno nacional con el fin, según dijeron, de frenar la fuga de capitales mientras se licúa el canje de la deuda tiene directas consecuencias sobre toda la estructura económica del país y de la cual el fútbol no está exento ni mucho menos, por ser una actividad que mueve mucho dinero y que necesita permanentemente de divisas para hacer frente a sus obligaciones. Esa es (entre muchas otras) la preocupación que tienen varios dirigentes de los clubes y en Central Córdoba ya empezaron a hacer oír su angustia. Es lógico. Los clubes, aún los que no manejan grandes erogaciones como lo es el club de Tablada, precisan de efectivo para sus gastos corrientes, como por ejemplo para el viaje del domingo por la noche a esta ciudad del sudeste bonaerense, en la que se consumieron dos días enteros de hospedaje en el Hostal San Jorge (coqueto pero uno de los más económicos de esta ciudad de 60.000 habitantes), más la comida y el traslado en micro desde Rosario, además de otros gastos menores como el hielo o el agua mineral, o los sandwiches para la merienda. Todo se complica más cuando el equipo juega de local, ya que es sabido que con la recaudación no alcanza para pagar al personal de Utedyc que controla los accesos, como tampoco para el operativo policial, por lo que se precisa de dinero no genuino. Además, como es de público conocimiento, el club a veces se maneja con cuentas bancarias que no le son propias, por lo que todo se complica más a la hora de pagar. El síndico a cargo de la conducción del club, el dirigente gremial de la UTA Santiago Pezza, expresó ayer a Ovacion (arribó en horas de la mañana a Tres Arroyos en su auto particular junto al kinesiólogo Beto Ferletig) su honda preocupación por la cuestión y expresó que "con este sistema vamos a tener que pagar empleados que se dediquen exclusivamente a los temas bancarios, porque así, con el límite de extracción de mil pesos por mes, no vamos a poder pagar ni el hielo". Pezza también aclaró que "todos los clubes, y en especial los del ascenso, van a tener estos problemas. Yo no sé qué va a resultar de esto pero la situación la veo más complicada de lo que ya estaba para todos". En Tres Arroyos la situación no es muy distinta, ya que si bien Huracán es el equipo de la ciudad y cuenta con el respaldo de los principales empresarios, tampoco atraviesa sus mejores días y la prueba de ello se observa en el estadio Roberto Bottino, que luce descuidado, con instalaciones muy viejas y deterioradas y que seguramente no podría albergar un partido de primera división, además porque su capacidad, que debe estar en el orden de los 5.000 espectadores, no cubre las mínimas exigencias reglamentarias. El plantel de Eduardo Anzarda tiene un presupuesto (50 mil pesos) sensiblemente superior al de Central Córdoba (que es de 20.000 pesos aproximadamente) y también empiezan a preguntarse cómo harán frente a sus obligaciones, ya que se manejan en forma similar a los charrúas, con cuentas que no les son propias (el empresario que lleva adelante el club es prácticamente uno solo, Ricardo Bottino, un hombre de 78 años). El país vive en estado alterado y el fútbol no tiene por qué ser la excepción. En Tres Arroyos, el primer partido de Córdoba y Huracán desde que se inauguraron las nuevas medidas, la incertidumbre empezó a percibirse claramente. G.C.
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