Atilio Pravisani
Santa Fe. - Sorpresivamente, la tradicional fábrica de alfajores Merengo reabrió ayer sus puertas del local instalado frente a la plaza 25 de Mayo, tras la autorización de la jueza que entiende en la quiebra a un joven empresario santafesino para que alquile la empresa y utilice el nombre que hizo famosos a los alfajores. El hecho se conoció ayer y el nuevo dueño, Martín Pinatti, estaría asesorado por sus antiguos dueños, los hermanos Montemurro. El objetivo sería, además de acrecentar su producción, tratar de imponer el consagrado producto en las provincias de Entre Ríos y Córdoba. La fábrica de alfajores, una de las más antiguas del país, había cerrado sus puertas hace algo más de un mes, tras un penoso peregrinar económico que finalizó con la declaración de la quiebra y el despido de unos veinte empleados, algunos con más de 40 años de antigüedad. De todas maneras y cuando nadie apostaba a esta posibilidad, el joven empresario Martín Pinatti alquiló la fábrica y el tradicional nombre de Alfajorería Merengo, previa autorización de la Justicia. Pinatti sostuvo ayer que la decisión de hacerse cargo de la empresa responde a "una idea personal que apunta a mantener algunas de las fuentes de trabajo perdidas y a recuperar la marca más antigua y famosa de alfajores santafesinos para el patrimonio de la ciudad". También dejó en claro que cuenta con el apoyo y el asesoramiento de la familia Montemurro, "que son los verdaderos conocedores del tema, tanto de los secretos de fabricación como de la venta de los productos artesanales que tienen 150 años en la ciudad". Acerca de la situación legal de la firma, el empresario explicó que está en proceso de quiebra pero, según la ley, una vez que es decretada se puede continuar con la explotación de la empresa en marcha hasta que culmine el proceso, siempre con permiso judicial. En este caso, Pinatti pudo alquilar la marca y la fábrica. La reapertura de Merengo permitirá que por los menos seis de los antiguos empleados recuperen sus puestos de trabajo, entre ellos un maestro confitero, dos medio oficiales, un ayudante, un vendedor y un vendedor-cajero. Además de la reapertura de tradicional local en la capital provincial se pondrá en marcha también la comercialización de los productos en los habituales puntos de venta de Rosario y Buenos Aires. El proyecto contempla tratar de ganar nuevos mercados en las provincias de Entre Ríos y Córdoba.
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