Año CXXXV
 Nº 49.319
Rosario,
lunes  03 de
diciembre de 2001
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Sentencia por el rapto de un remisero y el violento asalto a Provencred
Condenado por secuestro e intento de robo
Le dieron 7 años y 3 meses de prisión. Ocurrió en enero de 2000 y en el hecho fue abatido uno de los ladrones

Los primeros días de enero de 2000, Sergio Andrés Villar y Carlos Daniel Castaño abordaron un remís en una estación de servicios de Villa Gobernador Gálvez. Le pidieron al conductor que los trasladara a Rosario y en el trayecto lo asaltaron y encerraron en el baúl. Al mando del vehículo, los dos hombres llegaron a la financiera Provencred, de avenida San Martín al 5300, e intentaron perpetrar un asalto. La presencia de un gendarme en el local alteró sus planes. Se desató un tiroteo y Castaño cayó mortalmente herido. Villar, en tanto, logró escapar un par de cuadras y fue detenido. Ahora, la Justicia lo condenó por ese hecho a 7 años y 3 meses de prisión.
La sentencia lleva la firma de los integrantes de la Sala I de la Cámara de Apelación en lo Penal, Ernesto Atilio Pangia, Alberto Bernardini y Eduardo Sorrentino, quienes encontraron a Villar culpable de los delitos de robo calificado y privación ilegítima de la libertad (por el ataque al remisero) y robo calificado en grado de tentativa (por el frustrado robo a Provencred).
En el fallo condenatorio, Pangia hace hincapié en que Villar admitió el hecho en una primera instancia y desestima la negativa posterior "por meditada y carente de espontaneidad". Además, destaca como elemento incriminante la coincidencia en cuanto a la vestimenta del imputado que hicieron los testigos; una herida en el mentón de Villar, coherente con el enfrentamiento que mantuvo con el gendarme y el secuestro en el lugar de armas y un par de lentes que pertenecían al imputado.
Asimismo, el magistrado rechaza que el remisero haya querido perjudicar a Villar señalándolo como autor del hecho, porque el propio chofer "destacó que Villar fue quien evitó que lo mataran, antes de introducirlo en el baúl (ver aparte), lo que permite inferir sinceridad y coherencia en sus palabras al achacar protagonismo criminoso a Villar".

El detalle de los hechos
De acuerdo a lo que quedó acreditado en la investigación, Villar y Castaño abordaron el Peugeot 505 de Osvaldo Zajarías en una estación de servicios Shell y simularon ser pasajeros. Pidieron ser conducidos al Hospital Centenario, pero en Circunvalación y bulevar Oroño demostraron sus verdaderas intenciones y amenazaron con armas de fuego al chofer. Entonces lo obligaron a detenerse y descender del auto para luego encerrarlo en el baúl.
Los delincuentes iniciaron allí un largo periplo con la finalidad de marear a Zajarías y estacionaron el remís a unos 100 metros de su blanco. Caminaron hasta el local de Provencred e ingresaron empuñando sus armas y a cara descubierta. Mientras Villar amenazó a una policía de custodia y le robó su arma, Castaño les apuntó a las cajeras y les robó más de $ 3 mil.
Ante ello, el gendarme Rogelio Velasco Saavedra, quien estaba en la financiera en condición de cliente, se identificó como miembro de la fuerza a la vez que desenfundó su Bersa 9 milímetros. En fracción de segundos se desató una balacera que obligó a empleados y clientes a arrojarse al piso detrás de mostradores y escritorios.
Como consecuencia del enfrentamiento Castaño cayó malherido al ser alcanzado por dos disparos y falleció horas después en el Heca. En su pantalón la policía halló 3.700 pesos que sería el botín robado. En tanto, Villar salió del local y emprendió una veloz carrera. Pero el gendarme salió a la calle y disparó contra el ladrón sin alcanzarlo.
Villar fue apresado pocos minutos más tarde cuando caminaba intentando pasar desapercibido por avenida San Martín. Al mismo momento, el remisero Zajarías era liberado del encierro en el baúl de su auto por parte de los policías que patrullaban la zona en busca del delincuente.
Sobre la secuencia de los hechos, en el fallo condenatorio el juez Bernardini amplía los fundamentos de Pangia al afirmar que "los hechos fueron reconstruidos a través de una prueba múltiple y unívoca que permite evidenciar el periplo del accionar de Villar hasta su detención, sin que nada indique que se trate de una persona ajena a los hechos".



Uno de los delicuentes quedó malherido en la puerta.
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