Seis policías resultaron heridos a la salida de los hinchas de Chicago, cuando estos fueron obligados a abandonar el estadio 20 minutos después del partido, de a dos, lo cual enardeció a algunos que reaccionaron arrojando piedras con las que hirieron a los uniformados (también al presidente de Chicago Juan Angel Guerra) y rompieron vidrios de autos. La policía respondió con gases y disparos de goma, aunque no hubo detenidos. Antes del partido, 37 hinchas locales fueron arrestados por agredir también con piedras a los de Vélez.
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