Las consecuencias del abuso sexual no son sólo inmediatas. A., de 35 años, participa desde hace varios años de un taller de mujeres. Allí pudo hablar de una situación que padeció durante su infancia, cuando fue víctima de violaciones sistemáticas por parte de amigos de su padre, que era alcohólico, durante reuniones que ocurrían mientras el hombre estaba presente, aunque no fuera testigo. La madre la había abandonado junto a sus hermanos cuando tenía tres años. El taller y su psicóloga la ayudan a mantener a su actual pareja, aunque con mucho trabajo. Enfrenta grandes depresiones y nunca pudo recuperar la confianza en los hombres. "Una se hace una coraza para afuera", explica. Esa coraza se esfuma cuando otra mujer, adolescentes o niñas la buscan para pedirle ayuda. Otra de las mujeres, con la historia sesgada por abusos propios y a sus familiares, confiesa que a pesar de todo el trabajo que lleva en el tema "no le puede dejar los hijos ni siquiera a su esposo". "Nunca más se recupera la confianza en los hombres", coinciden.
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