Mariano Bereznicki
La historia volvió a repetirse. Una vez más los injustificables actos de violencia volvieron a empañar una tarde de fútbol. Esta vez el escenario elegido por un grupo de vándalos para hacer de las suyas fue el José Martín Olaeta, mientras se disputaban 32' del primer tiempo, y tanto Argentino como Deportivo Morón no lograban sacarse ventajas. La pesadilla comenzó a reinar cuando un grupo de hinchas del gallito destrozaron una puerta lateral e intentaron dirigirse hasta detrás del arco de Ayuso para llevarse un par de banderas salaítas por lo que tuvo que intervenir la policía, que también estaba tratando de frenar el ingreso sin entradas del grueso de la barra brava visitante y estos le arrojaban con todo lo que tenían a mano, por lo que el árbitro decidió suspender el partido para preservar a los jugadores y, por dende, debido a que no estaban dadas las condiciones y las garantías para continuar con el cotejo. La actitud de la hinchada de Deportivo Morón es deplorable. Dejaron al desnudo la mediocridad que los envuelve porque todo era normal hasta que llegaron ellos. El sol comenzó a cubrirse de negro con los desmanes de la parcialidad visitante cuando el partido se desarrollaba sin ningún tipo de inconvenientes. Las tribunas estaban muy coloridas. Sobre todo la de Morón. Pero cuando el grueso de esa hinchada intentó ingresar al estadio sin entradas y la policía intentó frenarlos, éstos comenzaron a tirarles con piedras, palos y todo lo que tenían a mano. Además, un grupo rompió una puerta lateral para tratar de quedarse con dos trofeos de guerra. Pero la acción fue en vano. Entonces, la violencia comenzó a ganar protagonismo y el árbitro Eduardo D'Amico decidió suspender el partido. Los hinchas de Deportivo Morón se enfrentaban con la policía. Mientras rompían las tribunas, les tiraban con todo y los uniformados les respondían con balas de goma. Lo que tenía que ser un espectáculo deportivo, se había transformado en una batalla campal. A tal punto que un simpatizante del gallito terminó con varios impactos de balas de goma en todo su cuerpo, y lo trasladaron desde la tribuna hasta el vestuario visitante para que lo asistiera el médico de Morón. También un empleado de Utedyc y dos bufeteros de Argentino resultaron duramente agredidos. Pero el hecho más grave fue la seria herida que sufrió el comisario José Raúl Caputti, quien además estaba a cargo del operativo policial que contó con unos 30 uniformados, y sufrió serias lesiones en todo rostro a raíz de un ladrillazo y hasta anoche se encontraba internado. La violencia volvió a cobrar protagonismo.
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