Año CXXXV
 Nº 49.316
Rosario,
viernes  30 de
noviembre de 2001
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El equilibrio entre los dos países organizadores del Mundial 2002 parece insostenible
Japón - Corea, irreconciliables diferencias
El fútbol puso a trabajar juntas dos naciones históricamente separadas por cuestiones políticas y culturales

Durante bastante tiempo Joseph Blatter debe haber sentido la tentación de insultar para sus adentros a Joao Havelange, que tras 24 años al frente de la Fifa le había dejado un explosivo "obsequio": celebrar en 2002 en dos países unidos por el resentimiento el primer Mundial de fútbol con sede compartida.
"La proxima vez que se haga algo así será con un país en preeminencia sobre el otro. Esto es como organizar dos mundiales simultáneamente", se quejó el presidente Blatter a mediados de año antes de decidirse a aceptar lo inevitable, que Corea del Sur/Japón será sede del Mundial más complejo de todos los tiempos.
Japón invadió y gobernó Corea como colonia entre 1910 y 1945, y eso es algo que no se olvida en la península, dividida desde mediados del siglo pasado en Corea del Norte y Corea del Sur. El brasileño Havelange apostó fuerte por Japón en el proceso de elección de la sede de 2002, pero finalmente debió sugerirle a Tokio que aceptara compartir la sede con Seúl, ya que de lo contrario la perdería. Dos días antes de la elección surgió la solución "sede compartida", la menos mala de todas para coreanos, japoneses y la propia Fifa.
Así se llegó a que el primer Mundial fuera de Europa y América sea también el primero en dos países, el primero con 20 ciudades sede, dos idiomas, dos comités organizadores e infinidad de sutiles -y a veces no tan sutiles- intentos de sacar ventaja respecto del otro.
No es lo mismo Corea/Japón que Japón/Corea, razonaron a ambos lados del Mar de China Oriental el comité organizador coreano (Kowoc) y el japonés (Jawoc). Fue entonces cuando se hizo sentir Chung Mong-joon, el enigmático y poderoso empresario, político y dirigente que dirige el Kowoc, preside la federación coreana y ostenta una de las vicepresidencias de la Fifa.
Japón logró presionar y quedarse con la final, pero Chung decidió que la historia debería citar siempre en primer término a su país, y cuando la discusión había entrado en un callejón sin salida sacó una carta de la manga: Corea está antes que Japón en el alfabeto francés, que es el idioma oficial de la Fifa, un acrónimo, por cierto, francés. Chung obtuvo además el partido inaugural para Seúl y la instalación del IBC (Centro Internacional de Radiodifusión) en su país.
Cuando Japón intentó a principios de este año vender entradas para el Mundial de Japón/Corea, Chung logró que la Fifa desbaratara inmediatamente la operación. Pero los intentos de imponerse sobre el otro continúan. No hay por el momento material de promoción conjunto: si lo editan los coreanos, la información de Japón se reduce a una discreta última página; si lo hacen los japoneses, sucede lo mismo.
En medio de esa batalla hay una certeza compartida: la victoria del otro significa la derrota propia. Por eso The Korean Times recordaba el miércoles que la peor pesadilla coreana sería quedar eliminados en primera ronda con Japón avanzando a cuartos de final.
Un pequeño anticipo se vivió en junio, cuando Japón llegó a la final de la Copa Confederaciones y Corea del Sur fue eliminada en primera ronda. Los coreanos disputarán el año próximo su sexto Mundial, pero jamás ganaron un partido. Para Japón será el segundo, y tampoco saben lo que es ganar.
Chung, parlamentario en la asamblea nacional coreana y hombre fuerte del conglomerado Hyundai, tiene 50 años y aspira en algún momento a presidir su país, por eso no extrañó que en octubre lanzara un libro en Japón: "Lo que quiero contarle a los japoneses".
"¿Por qué no cambió el sentimiento antijaponés en Corea? ¿Por qué no se respeta a Japón en Asia? ¿Por qué no se puede recuperar la economía japonesa? ¿Desencadenó Japón la crisis de Corea con el FMI?". No son las preguntas de Chung un dechado de diplomacia, cualidad que exhibe solo cuando la cree útil para sus propósitos.
El económico, por ejemplo. La Fifa confirmó que China jugará sus tres partidos de la primera fase en Corea del Sur, decisión que representa ingresos de entre 500 y 1.000 millones de dólares para Seúl. Entre los 100.000 fans chinos que se esperan estará en la ceremonia inaugural el presidente Jiang Zemin. Chung, sabiendo que es sumamente improbable, volvió a decir públicamente que le gustaría contar también con la presencia del emperador japonés, Akihito.
Ningún emperador japonés pisó Corea del Sur tras la guerra, y Tokio dio a entender esta semana que no ve madura aún la situación para hacerlo. Pero Chung insiste, incluso con sorprendentes bromas como la que utilizó ante la agencia DPA para describir cómo vivirían los coreanos la presencia del emperador en su tierra.
"No creo que la gente vea mal que se invite finalmente al emperador japonés, aunque un experto en el tema me dijo que, si finalmente viene, habrá 80.000 personas en el estadio... y dos millones esperando fuera a que salga". (DPA)



Blatter le apuntó directamente a Havelange.
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