Aeródromo en el desierto, sur de Afganistán. - La infantería de marina estadounidense reforzó ayer sus posiciones en los alrededores de Kandahar en busca de acorralar al Talibán en su último bastión, mientras líderes afganos discutían un futuro para Afganistán del que esté ausente la milicia integrista. Otra avanzada de 500 infantes de marina estadounidenses llegarán en las próximas horas al aeródromo ubicado en Kandahar, sur de Afganistán, informó en Islamabad un vocero de la alianza militar liderada por EEUU. El vocero de la coalición internacional, Kenton Keith, afirmó en una conferencia de prensa en Islamabad que "unos 1.000 marines constituían la avanzada y que se les podrían sumar otras tropas de la coalición".
Las primeras unidades de marines llegaron el domingo en helicópteros desde los navíos anfibios Peleliu y Bataan y tomaron posiciones en un aeródromo cercano a Kandahar, según el Pentágono. Otros infantes de marina llegaron en aviones de transporte C-130 cuando se confirmó que la pista de aterrizaje era segura. Al preguntársele si los marines estaban ahí para lanzar el asalto contra Kandahar o para apoyar las operaciones de la Alianza del Norte, Keith dijo que la decisión "corresponde a los mandos militares" pero precisó que los marines "tienen una amplias capacidades y se les puede encargar muchas tareas diferentes". Ni bien llegadas, las fuerzas estadounidenses participaron en el primer combate contra la milicia integrista.
Entran en combate
Los marines libraron su primer combate durante la noche, enviando helicópteros artillados a atacar una caravana de 15 vehículos que se dirigía hacia el aeródromo en el desierto que los estadounidenses habían capturado 24 horas antes. Según el Pentágono, helicópteros Cobra participaron junto a un avión F-14, en un ataque contra una columna de vehículos blindados de los talibanes, en esta zona árida reducto de los talibanes.
El secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, dijo que el objetivo de cientos de "marines" es sofocar la libertad de desplazamiento de Osama Bin Laden, de miembros de su red Al Qaeda (La base) y del Talibán que lo protege. "Comenzamos a ver resultados del duro trabajo que hicimos, pero la situación sobre el terreno en Afganistán sigue siendo muy peligrosa", dijo Rumsfeld. El funcionario formuló estas declaraciones a la prensa en Tampa, Florida, junto al general Tommy Franks, comandante de operaciones de la campaña Libertad Duradera en Afganistán. Rumsfeld elogió a Franks, el general que había sido criticado por la falta de resultados el pasado 7 de noviembre, cuando se cumplió el primer mes de la operación militar en territorio afgano contra el régimen talibán. Franks exhibió finalmente un logro cuando cayeron las ciudades afganas de Mazar-i-Sharif y Kabul en manos de la Alianza del Norte que lucha contra el régimen talibán.
Mientras la bandera de EEUU ondeaba sobre la base, que algunos residentes locales dijeron era utilizada por Bin Laden, el piloto John Barranco dijo que las fuerzas estadounidenses tienen la iniciativa. "El enemigo se encuentra más bien en una modalidad reactiva, defensiva, durante la noche, y nosotros podemos emprender la ofensiva", dijo. Las tribus afganas locales también han intensificado la presión sobre sus enemigos del Talibán, atacando su única ruta de escape hacia Pakistán, que ha anunciado intenciones de reforzar su seguridad en la frontera para impedirles el ingreso.
Abatieron a terroristas
La Alianza del Norte y los bombardeos estadounidenses exterminaron ayer en tanto a los combatientes extranjeros de Al Qaeda y talibán que resistían en el fuerte de Qala i Jangi convertido en prisión, cerca de Mazar-i-Sharif, en el norte afgano. "Ya terminó, no hay más combatientes, pero esperaremos para entrar en el fuerte porque tememos que haya trampas explosivas entre los cadáveres", dijo un comandante local de las fuerzas antitalibán, Mohammed Nuri. Así se puso fin a dos días de revueltas de prisioneros de guerra talibán y de extranjeros pertenecientes a la red de Osama Bin Laden dentro del fuerte de Qala i Jangi.
El último núcleo de rebeldes -en su mayoría árabes, chechenos, chinos y paquistaníes secuaces de Bin Laden- habían prometido que estaban dispuestos a suicidarse antes de entregarse a la Alianza del Norte y a EEUU, que bombardeó el fuerte convertido en prisión. Testigos dijeron que un agente de la Central de Inteligencia Estadounidense (CIA) murió durante el asedio al fuerte, pero el Pentágono no confirmó la versión.
A pesar de estas declaraciones, a primera hora de la tarde las fuerzas de la Alianza del Norte dispararon varios cañonazos contra la parte oeste de la fortaleza, donde un grupo de amotinados todavía resistía. Soldados de elite estadounidenses y británicos se encuentran en la zona junto a las fuerzas afganas, aviones aliados bombardearon, varias veces, la gigantesca construcción del siglo XIX, donde se encuentran los rebeldes procedentes de la rendición de Kunduz.
La legión extranjera que había sido tomada prisionera por la Alianza del Norte se había rebelado el domingo con la consigna "mejor saltar por los aires que caer en manos enemigas". El portavoz de la Alianza del Norte en Mazar-i-Sharif, Abdul Wahid, los prisioneros habían dicho que estaban cargados con granadas entre sus ropas y que estaban dispuestos a suicidarse si el fuerte era conquistado por la oposición.
Para hacer caer la resistencia de los hombres de Bin Laden y los talibán, durante toda la noche cazabombarderos continuaron lanzando bombas contra el fuerte. También un poderoso avión AC-130 actuó para liquidar a los prisioneros rebeldes. La Alianza del Norte arrojó bombas de cañón con el edificio construido en el siglo XIX y convertido en prisión por la oposición al régimen talibán.
En Washington, el Pentágono no confirmó la reconquista del fuerte, donde resultaron heridos cinco soldados de las fuerzas especiales de EEUU. Tampoco confirmó los testimonios de afganos que dicen que un agente de la Central de Inteligencia estadounidense (CIA), de nombre Mike, murió en el tiroteo con las milicias de Al Qaeda en la primera fase de la revuelta.
En Qala I Jangi habían llegado unos 600 milicianos extranjeros convocados para la Jihad (guerra santa) el 7 de octubre pasado, cuando Washington comenzó los bombardeos contra Afganistán, en represalia por los atentados del 11 de setiembre. Estos mujaidines habían sido arrestados durante la rendición del régimen talibán en la norteña ciudad de Kunduz. (Reuters, Ansa y Télam)