Año CXXXV
 Nº 49.314
Rosario,
miércoles  28 de
noviembre de 2001
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Aprender de los demás
Qué es la terapia Gestalt
Ante la competitividad, la tendencia es aislarse para defender el espacio propio. Además propone volver al encuentro con el otro. En la interacción, las personas se pueden enriquecer formando una totalidad que es más que las partes en sí mismas

Belén Travesaro

Gracias a los avances tecnológicos podemos llegar a rincones impensados. A través de Internet nos comunicamos con países exóticos o simplemente enviamos una carta a un amigo en milésimas de segundos. También, el celular posibilita estar "conectados" todo el tiempo. Sin embargo, en ocasiones, la "velocidad" de las herramientas informáticas pueden alejarnos de los otros, convirtiéndonos en seres aislados del contacto "piel a piel".
La coordinadora de la Asociación Gestáltica de Buenos Aires filial Rosario, Graciela Bruzzone, cree efectivamente que a pesar de los avances en materia de comunicación "estamos cada vez más incomunicados". Y avanza un poco más en su reflexión al opinar que esto se agrava por la crisis económica, política y social.
"Las relaciones humanas también están en crisis. Los viejos modelos de familia, pareja y trabajo perdieron vigencia. En vez de aferrarse a viejos patrones, hay que atreverse a hacer un viaje explorando nuevos códigos que nos pueden nutrir, enseñar y abrir la visión del mundo", expresó Bruzzone.
La incomunicación se refleja no sólo en la psicología, sino también desde la literatura, el cine y otras expresiones artísticas, como la pintura. "Continuar aferrándonos a cosas que nos dan seguridad significa aislarnos de la realidad. Debemos aceptar que estamos ante un escenario diferente", agregó.

Riesgo y oportunidad
Según la corriente gestáltica, la crisis tiene que ver con un ideograma de riesgo y oportunidad. La oportunidad es ampliar y ver otra posibilidad.
"El riesgo puede tener dos funciones: querer quedarme con lo anterior porque no me atrevo a nada nuevo y entonces repito los mismos esquemas o arriesgarme a algo nuevo de verdad", apuntó.
"La crisis en las relaciones habla de que las creencias viejas ya no sirven y hay que reverlas para hallar nuevas. Esto implica empezar a pensar sobre qué es un modelo de familia, de trabajo y de la muerte, por ejemplo. Antes, las familias se conformaban con un núcleo integrado por la pareja, y los hijos de ese matrimonio. Tampoco había divorcios", enfatizó.
La crisis conlleva la pérdida de estabilidad, y por ende, el desequilibrio. Para la especialista la clave está en aceptarla y aprovecharla como una oportunidad para el cambio.

Tiempo presente
"El presente es el único momento en el que podemos aprender, por eso es importante estar conscientes del ahora. Generalmente cuando perdemos contacto con las cosas es cuando entramos a imaginarnos lo que podría ser y terminamos viviendo en otros tiempos, sin atender lo que se escucha y se siente en el momento", aclaró.
Un ejemplo de esto es cómo con la llegada de sobres con ántrax a la Argentina entramos en la paranoia de que los atentados terroristas en Estados Unidos podrían llegar a nuestro país. "Imaginamos que nos puede pasar a nosotros y nos aterramos, en vez de pensar en cómo prevenirse si ocurriera algo así. Es decir, estar atento en el aquí y ahora para resolver la situación", dijo.
Al respecto agregó que con los atentados, las fobias y los ataques de pánico se exacerban, ya que en este contexto el estado es de shock, y la capacidad del ser humano para procesar una situación, es menor que el estímulo externo.
Dijo también que si bien no queremos tener miedo (por eso lo negamos), "puede ser un amigo, ya que funciona como una alerta que puede cuidarnos. "Muchas veces, los grandes miedos que nos atrapan pueden dejar de ser un enemigo al aprovecharlos como un puntapié para el aprendizaje", dijo.

Tiempos de aislamiento
En el marco de la crisis económica vigente, las formas de relacionarse entre los individuos están marcadas cada vez más por la competitividad que por la solidaridad. Esto tiñe las relaciones con los demás y con uno mismo.
"Ahora lo importante es ocuparse del metro cuadrado que nos separa del otro. La solución es aislarse en vez de que cada persona aprenda a que tiene derecho a un espacio propio, que no tiene por qué ser rígido", explicó.
"A veces ocurre lo opuesto. Resguardo tan poco mi espacio o no lo reconozco que me desdibujo, y en esto hay peligro de no reconocerme como ser total", agregó.
El individualismo está perdiendo vigencia. La misma evolución del mundo pide a gritos una vuelta al trabajo en equipo, un reencuentro con la solidaridad y el compañerismo. "Los avances científicos hacen que pensemos que es imposible trabajar solos. Necesitamos la interacción con el medio porque aislados no se salva nadie. Hay que ver de qué manera compartimos tareas, respetando el espacio de cada uno", explicó.

Encuentros vinculares
La Asociación Gestáltica ofrece talleres vivenciales abiertos a la comunidad, en los que busca vincular a las personas. Algunos de los temas son los límites, el desencuentro y el miedo.
La Gestalt tiene como base el encuentro y el contacto entre los seres humanos. Para trabajar el encuentro con el otro, primero hay que trabajar el encuentro uno mismo. Es más que la suma del todo. En la interacción, las personas se pueden enriquecer formando una totalidad que es más que las partes en sí mismas. Pero, para abrirnos a los demás es necesario aceptar la diversidad.
Entre el aislamiento y los temores existe una estrecha relación, ya que cuando sentimos miedo, creemos que aislándonos, estamos a salvo de las amenazas del afuera.
"Con esta actitud lo único que se consigue es crear una burbuja rígida, sin alimentos ni nutrición con lo externo. Hoy existen numerosas situaciones que llevan a esta conducta. El individualismo ("yo soy yo y de vos no me importa nada") ya no va más", dijo.
El individualismo trae aparejado la competencia, el egocentrismo y la desconfianza. "Generalmente sucede que partimos el trabajo y no lo compartimos. En el trabajo en equipo podemos complementarnos, no sumarnos", explicó.

Creencia de la masificación
"Si yo no acepto que mi compañero de tareas es distinto a mi, desde ya no puedo hacer ese trabajo con el otro. Donde no se respeta la diferencia, hay conflicto y no hay posibilidad de encuentro", enfatizó. En esta postura está el temor que si acepto la visión del otro, mi pensamiento quede anulado. Esto se relaciona con la creencia de la masificación. "Mientras que escuchando al otro, amplío mi campo", dijo.
"La Gestalt trabaja en reconocer que el individuo es único y tiene su propio estilo. El "yo soy yo y vos tenés que ser igual a mi" no corre. Esto es lo que desencadena peleas entre las parejas, familias, amigos y equipos de trabajo.
Para participar de talleres en la Asociación Gestáltica de Buenos Aires filial Rosario, los interesados pueden dirigirse a Córdoba 1868 o llamar al teléfono 4493618.



Ahora la tendencia vuelve a ser el trabajo en equipo.
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