Año CXXXV
 Nº 49.314
Rosario,
miércoles  28 de
noviembre de 2001
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Asalto y fuga en bulevar Rondeau al 1800
Robaron $100 mil en espectacular golpe a una sucursal del Banco Río
Los ladrones mostraron credenciales y dijeron que iban a hacer una auditoría. Tras reducir a los empleados esperaron más de dos horas en la sucursal hasta que se accionó el mecanismo de apertura del tesoro

Ariel Etcheverry

De impecable traje y corbata, tres delincuentes lograron burlar con un profesionalismo pocas veces visto en esta ciudad los sistemas de seguridad del Banco Río de bulevar Rondeau al 1800 y en un golpe que duró cerca de dos horas y media se apoderaron de 100 mil pesos en efectivo.
En ese lapso de tiempo, los asaltantes estacionaron el automóvil en el que llegaron en la cochera del banco, engañaron y controlaron en pocos segundos al custodio privado. Después esperaron al gerente, al resto de los empleados y al agente policial que debía presentarse para cumplir con el servicio adicional. Todos fueron pasando de a uno y encerrados en una habitación trasera del local. Así, sin disparar un solo tiro y sin tocarle un pelo a alguien los delincuentes esperaron hasta que se abriera automáticamente la puerta del tesoro para escapar velozmente con el suculento botín en el mismo auto en que habían llegado.
Las posibilidades de que la policía atrape a los autores y encuentre el dinero parecen por el momento muy difíciles, ya que los ladrones hasta se tomaron el tiempo de apoderarse de los casettes de video que registran todo el movimiento dentro de la sucursal. "Tenían un conocimiento total del banco, y sabían donde estaban los equipos de filmación y dónde el tesoro", sostuvo una fuente policial.

Un golpe planeado
La secuencia del audaz golpe se inició cerca de las 7.45. Un vocero contó a La Capital que a esa hora llegó hasta la sucursal del Banco Río ubicada a pocos metros de la bajada Puccio y en diagonal a la plaza Alberdi, un Peugeot 405 color azul oscuro o gris, cuya patente terminaría en 933 y con tres ocupantes. La única persona que se encontraba dentro del banco era un empleado de la empresa de vigilancia Prosegur. El auto se introdujo en el estacionamiento sin techo que el banco posee en el frente del inmueble y se detuvo a metros del frente vidriado de la institución.
Sus ocupantes, vestidos con trajes y de unos 30 años aproximadamente, descendieron como si nada pasara y al enfrentarse con el vigilador le exhibieron credenciales que los identificaban como personal del Río. "Dijeron que venían a hacer una auditoría", comentó un allegado al caso. El custodio les abrió la puerta y entonces los tres extrajeron sus armas y lo pusieron fuera de acción enseguida. Los asaltantes tenían sus rostros descubiertos y cuando controlaron al hombre de seguridad no pudieron apoderarse del dinero porque la puerta del tesoro se abría automáticamente después de las 10.
Entonces tuvieron que esperar la llegada de los empleados. El primero en llegar fue el gerente, Mauricio Eleno. El funcionario fue encañonado y luego encerrado en la misma habitación que el vigilante. Así sucedió con cada uno de los trabajadores del banco, siete en total. Igual suerte corrió el policía que debía ocupar su puesto en la casilla blindada como custodia adicional. El uniformado se presentó en el banco a las 9.45 y apenas traspasó la puerta fue reducido y despojado de su arma reglamentaria. Una fuente de la investigación contó que las víctimas fueron maniatadas con precintos de plástico y encerrados en la misma habitación.
El grupo sacó todo el dinero que había en su interior, encerró a Eleno con el resto de las víctimas y se escapó en el mismo auto. Habían transcurrido casi dos horas y medias desde que habían irrumpido y desaparecieron sin llamar la atención. Algunos decían que incluso se cruzaron con un patrullero a metros del banco y que salieron por Rondeau hacia el norte. La hipótesis que tenían ayer los investigadores es que serían delincuentes importados y que a los pocos minutos de concretado el golpe abandonaron la ciudad. La ubicación del banco (en la zona norte y sobre uno de los bulevares de acceso a Rosario) les habría facilitado una huida sin mayores inconvenientes.
"Esto es obra de gente profesional; a veces se pierde, otras se gana. Hoy nos tocó perder", comentó con amargura uno de los oficiales a cargo de la investigación.



Los tres delincuentes redujeron a dos vigilantes.
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