Año CXXXV
 Nº 49.312
Rosario,
lunes  26 de
noviembre de 2001
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Por primera vez clonaron un embrión humano con objetivos terapéuticos
Lo hizo un laboratorio de EEUU. Sus responsables dicen que no quieren duplicar personas sino obtener células de organismos adultos y reprogramarlas. En fin: curar enfermedades restituyendo tejidos dañados

Una empresa norteamericana dedicada a investigación biológica realizó, por primera vez, la clonación de un embrión humano a partir de células procedentes de un organismo adulto. El anuncio reavivó con violencia un debate ético pero, a la vez, puso de manifiesto una probabilidad de desarrollo terapéutico destinado a batallar con distintas enfermedades graves a partir de la reparación de tejidos y órganos defectuosos.
El estudio fue elaborado a partir de células somáticas. Estas son células tomadas de un organismo adulto y reprogramadas con una técnica semejante a la utilizada para clonar a la oveja Dolly en 1997. Pero, a diferencia de cuanto ocurrió con Dolly, sin embargo, el desarrollo del primer embrión humano clonado fue bloqueado precozmente, al estadio de solo seis células.
"Nuestra intención no es crear seres humanos, sino poner a punto terapias que salven la vida a afectados por un gran número de enfermedades como la diabetes, infartos, cáncer, y enfermedades neurodegenerativas como el mal de Parkinson o Alzheimer", hizo saber el vicepresidente del sector médico-científico de la Advanced Cell Technology (Act), Robert Lanza, compañía encargada de la investigación, del estado de Massachussets.

Reparar tejidos
El objetivo del proyecto es, según sus responsables, reprogramar células humanas para obtener fábricas potencialmente ilimitadas de células primitivas o estaminales. La empresa Act subraya que del embrión obtenido no fueron aisladas células humanas. Pero plantea que la técnica abre el camino a la llamada clonación terapeútica.
El proyecto y su aplicación técnica vuelve posible hacer una regresión en el desarrollo de células humanas adultas con el fin de obtener fábricas de células primitivas, completamente indiferenciadas, cuyo desarrollo pueda ser controlado y dirigido para reparar tejidos y órganos.
Lanza definió como "excitantes" los resultados alcanzados hasta ahora, aunque remarcó que se trata de datos preliminares. Resultados, que de todos modos, observó el vicepresidente de la Investigación de la Act, José Cibelli, "demuestran que es posible reprogramar las células humanas".
En el experimento el núcleo de una célula humana adulta fue retirado e introducido dentro de un ovocito precedentemente privado de su núcleo. De este modo la información genética contenida en el núcleo trasladado al ovocito fue reprogramada: la especialización que caracteriza a la célula adulta se ha perdido y el núcleo va para atrás en el tiempo, volviendo a ser indiferenciado y potencialmente en condiciones de desarrollarse en cualquier dirección.
Según el coordinador de la investigación publicada ayer por el Journal of Regenerative Medicine y responsable de la Act, Michael West, la clonación terapéutica del hombre podría ser utilizada para un gran número de enfermedades relacionadas con el envejecimiento.
Si como demostraron las investigaciones realizadas hasta ahora sobre los animales se pueden hacer volver para atrás a las células en el desarrollo, se vuelve teóricamente posible tener a disposición "células jóvenes de todo tipo, idénticas a las del paciente al cual son destinadas, a utilizar para frenar la oleada de enfermedades vinculadas con el envejecimiento, cosa esperada a raíz de la tendencia al envejecimiento de la población".
La clonación de un embrión humano es uno de los dos experimentos destinados a obtener reservas de células estaminales. El otro experimento se basa en la técnica de la partenogénesis, disponible solo para las mujeres. Esta técnica se basa en la activación de un ovocito sin que sea fertilizado por un espermatozoide.
Si en un paciente es necesario reparar un tejido dañado, uno de sus ovocitos es retirado y sometido a estimulación de modo de obtener la formación de un embrión.

Investigación y bioética
La investigación efectuada por ACT comenzó a partir de que el equipo de James Thomson, de la Universidad de Wisconsin, descubrió en 1998 cómo obtener cultivos de células madre a partir de un embrión humano. El inconveniente con el que tropezó el equipo de Thomson fue que para que los tejidos obtenidos de esta forma fueran útiles para trasplantarlos a un paciente, sin que provocasen rechazo en su cuerpo, el embrión de partida debía ser un clon del paciente.
Apenas unos días después de que Thomson publicara su trabajo sobre células madre, Advanced Cell Technologies reveló que había producido (y luego destruido) un embrión clónico a partir de una célula de la piel de uno de sus empleados. A partir de ese momento, la clonación humana, incluso la de un embrión de pocos días que nunca sería implantado en un útero, comenzó a ser objeto de debate por el rechazo que genera, a veces ético otras religioso, avalado por leyes muy estrictas en todos los países. Esto llevó a que el gobierno de Estados Unidos dejara de financiar investigaciones sobre clo nación humana pero no impuso restricciones a las empresas privadas y, recientemente, el Reino Unido, legalizó la clonación terapéutica. (ANSA-Télam/SNI)



Lanza es vicepresidente del grupo de trabajo.
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