Kabul. - Tropas de la Alianza del Norte se apoderaron ayer sin gran resistencia de gran parte de la ciudad de Kunduz, uno de los últimos bastiones de los talibán en Afganistán, en el norte del país, donde miles de combatientes capitularon tras un sitio de más de una semana. Las tropas de la Alianza dominaban más de un 90% de la ciudad, pero aún existían focos de resistencia.
Poco antes de vencer ayer el ultimátum, los talibanes salían en tanques y automóviles de la ciudad y entregaban sus armas. Entre los que se entregaron estaba el mulá Khaksar, ministro del Interior y uno de los talibanes de mayor rango que se entregan al enemigo.
Con la caída de Kunduz, el último gran bastión talibán es Kandahar, en el sur del país. La Alianza del Norte logra así un avance decisivo previo a la conferencia sobre Afganistán, que debe iniciarse mañana en la ciudad de Bonn, y sus tropas controlan las tres cuartas partes del país.
Según informaciones no confirmadas de la agencia afgana de noticias AIP, las tropas de la Alianza del Norte comandadas por Rashid Dostum estarían en poder de los dos tercios de Kunduz. Corresponsales informaban desde el lugar que las tropas entraron respaldadas por tanques en el centro de la ciudad, donde llegaron a hallarse sitiadas unas 30.000 personas, produciéndose sólo tiroteos aislados. El ultimátum dado por la Alianza del Norte para que los talibanes depusieran sus armas venció ayer.
El efecto de los B-52
Combatientes talibanes declararon que los diarios ataques de los bombardeos estadounidenses B-52 los habían agotado por completo, y casi carecían de alimentos, agua y municiones. Muchos talibanes afganos se entregaron a la Alianza del Norte, prometiendo combatir ahora de su lado. Se desconocía aún el destino de mercenarios árabes, paquistaníes y chechenos en Kunduz, entre los cuales, según Estados Unidos, se hallarían muchos terroristas de la red Al Qaeda de Osama Bin Laden, y estaban dispuestos a combatir hasta la muerte. Observadores temían que opusieran encarnizada resistencia.
El líder de la Alianza del Norte, Burhanuddin Rabbani, instó a los milicianos extranjeros a rendirse. En caso de que lo hagan, se los entregará a Naciones Unidas, dijo en Kabul, aseverando: "Hallaremos una solución".
Rabbani pidió a los soldados de la Alianza del Norte tratar humanamente a los "combatientes de Dios" extranjeros. Previamente, Dostum y otros líderes de la Alianza del Norte habían amenazado con matar a los combatientes extranjeros o con someterlos a tribunales afganos.
La casa real saudita manifestó la esperanza de que los combatientes árabes pudieran regresar sanos y salvo al país.
Efectivos afganos del Talibán que habían resistido hasta el sábado cerca de una ciudad al sudoeste de Kabul dijeron que están dispuestos a unirse a la Alianza del Norte y que los combatientes extranjeros que les apoyaban huyeron hacia Kandahar, en el sur de Afganistán. Fuerzas de la Alianza del Norte habían atacado las posiciones del Talibán cercanas a Maidanshahr, cerca de Kabul, desde la toma de la capital afgana el martes 13. El sábado, los defensores talibán se rindieron.
Una caravana de la Alianza del Norte se dirigió ayer hacia territorio bajo control del Talibán, al oeste de Maidanshahr, para dar los detalles finales a un acuerdo de rendición. "Sí, vamos a unirnos al gobierno y apoyaremos el proceso de paz encabezado por Naciones Unidas", dijo Haji Ghula Mohammad, uno de los comandantes de la milicia integrista, mientras los soldados se acercaban a oír las novedades.
Efectivos talibanes dijeron que los combatientes paquistaníes, árabes y chechenos vinculados a la red Al Qaeda de Bin Laden habían huido hacia el bastión de la milicia en el sur de Afganistán. (Reuters y DPA)