Año CXXXV
 Nº 49.312
Rosario,
lunes  26 de
noviembre de 2001
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Miles de peregrinos llegaron desde todo el país y también del exterior
Más de 100.000 fieles en la bendición de la cúpula del templo de San Nicolás

Osvaldo Flores

San Nicolás. - "El destino de todos los argentinos está en manos de la Virgen del Rosario de San Nicolás, porque ya no podemos esperar nada de nuestros gobernantes. Ella nos va a ayudar y por eso venimos peregrinando tantos kilómetros, con la fuerza que también nos da nuestra Virgencita de Itatí". María Rivero llegó a esta ciudad desde Corrientes y sus súplicas sintetizaron así la emoción de miles de peregrinos que ayer asistieron a la bendición de la cúpula de cobre del Santuario Mariano.
A las cinco de la tarde, el sol parecía fundirse en la semiesfera dorada desde donde una gigantesca cruz emerge hacia el cielo. Era la hora señalada. Miles de pañuelos saludaron el inicio de la procesión encabezada por la sagrada imagen de la Virgen. Momentos después, el obispo nicoleño Mario Maulión impartió su bendición a la cúpula y cruz de la basílica y la emoción llegaba a su punto culminante.
Era el momento esperado. Tras 14 años de construcción, y luego de una paciente tarea de cinco meses por parte de una familia de artesanos chilenos, finalmente la cúpula de la basílica estuvo terminada. En ese instante, los ojos de más de 100 mil peregrinos se alzaron hacia el cielo, hasta posarse en la gran cruz que parecía concentrar todos los rayos del sol.
"No falto ningún día 25, pero este es aún más especial porque hoy, mediante esta cúpula maravillosa, la Virgen reafirma el puente de unión entre sus hijos y el Padre Eterno", expresó una mujer entre sollozos de alegría y emoción. Aplausos, llantos, ruegos, plegarias, agradecimientos. Todas las emociones se fundían, junto a los rayos del sol, en la sagrada cruz que a 60 metros de altura domina el cielo nicoleño.

De todas partes
Peregrinos de todas partes del país y hasta del exterior renovaron ayer, como cada día 25, su comunión de fe con la Virgen. Más de 700 colectivos y miles de automóviles coparon desde el sábado las inmediaciones del Santuario Mariano. Nadie quería estar ausente en este día tan especial.
El sábado por la noche, centenares de peregrinos arribaron desde Corrientes, acompañando la imagen de la Virgen de Itatí. Encabezados por su arzobispo, monseñor Domingo Castagna, hicieron su entrada triunfal al campito en medio de bombas y fuegos de artificio. A las 11 de ayer, pese al cansancio, asistieron con unción a la celebración de la misa y, por la tarde, a la entronización de la imagen de su Santa Patrona en el templo.
A metros del lugar, en la casa de Gladys Quiroga de Motta -la mujer a quien la Virgen se le apareció por primera vez el 25 de septiembre de 1983- las cartas y mensajes dejados por los promesantes se sumaban por miles. Mientras, la fila de personas que pretendían ingresar al camarín de la Virgen se extendía por ocho cuadras.
Hasta aquí, la construcción de la basílica iniciada el 13 de octubre de 1987 ha insumido unos 500 mil dólares por año, cifra que representa casi la tercera parte de lo que los devotos aportan anualmente. A este ritmo, para terminar definitivamente la obra aún restan unos diez años, con una inversión que demandará 5 millones de pesos más.
El templo, que está inspirado en la basílica de San Pedro, tiene 50 metros de ancho y 80 de largo y está compuesto por una nave central y dos laterales con entrepisos. En la cabecera, un entrepiso abierto hacia el altar mayor alojará la imagen de la Virgen. Cuando esté finalizado, el santuario tendrá capacidad para unas 5 mil personas.



La construcción de la cúpula demandó cinco meses.
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