Año CXXXV
 Nº 49.310
Rosario,
sábado  24 de
noviembre de 2001
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La tropa del ex presidente ya está trabajando por el regreso a la Rosada
La liberación de Menem encendió la furia de la interna hacia el 2003
Duhalde se fortalece en Buenos Aires, De la Sota dará pelea y Ruckauf espera que pase el temporal

Omar Bravo

En dos campamentos hay furia. El menemismo ya empezó a poner a punto su arsenal e, incluso, ya inició el despliegue de sus alas históricas: celestes y rojo punzó. El duhaldismo responde: "Tenemos los fierros", y adelanta la operación denominada Unidad Bonaerense Duhalde Conducción, de neto corte stalinista, para blindar el territorio bonaerense de incursiones extranjeras. En la tercera tienda, la del cordobés José Manuel de la Sota, hay cierto clima de confusión, pese al aviso de que dará pelea.
Con el jefe lanzado en su tierra, el ala celeste del menemismo que maneja el trío Eduardo Menem, Eduardo Bauzá y Carlos Corach, hace planes. La Capital pudo saber que en lo inmediato trabajan en la vía del gobierno de unidad nacional, cuyos límites se amplían hasta dar cabida a Raúl Alfonsín, increíblemente a Eduardo Duhalde y desemboca obviamente en Fernando de la Rúa. El sector celeste volverá a transitar el territorio que es de su especialidad: el armado palaciego.
Los rojo punzó, con Alberto Kohan y Julio Mera Figueroa a la cabeza, levantan la consigna clásica Menem Presidente. Entre sus tareas está la definición "del nuevo perfil del conductor popular", redactar un programa de reconstrucción "de lo que dejamos bien y De la Rúa destruyó", una agenda internacional para el jefe y el preparado de los actos masivos. Este sector asegura que próximamente incorporará a un dirigente de primer nivel del PJ, al que describe en términos futbolísticos como "el pase del año".
La carpa del duhaldismo prepara una reunión para el próximo 28 del corriente, la que sería una especie de minicongreso, continuidad del que sesionó en Lanús hace dos semanas, para afirmar la autoridad política de Duhalde. "Yo no voy a ser candidato a presidente sino el garante de la transparencia en el PJ. Sólo con eso a Menem ya le gano", será la consigna del caudillo de Lomas de Zamora. Y hasta le concederá a su archirrival la presidencia de la comisión de acción política surgida del congreso de Lanús que, al menos en teoría, reemplazó a Menem en el consejo nacional justicialista. "No tengo problemas", se ufana.
Pero ahí termina la generosidad. Como sabe que no podrá impedir que Menem y De la Sota le caminen el territorio, los bonaerenses pondrán los fierros sobre la mesa mediante la corriente Unidad Bonaerense Duhalde Conducción, línea que nace con el alistamiento compulsivo del 90 ó 95 por ciento de los intendentes bonaerenses del PJ. Aquel que saque los pies del plato e intente algún camino alternativo, en términos presupuestarios, sencillamente irá al desierto.
La dureza de la operación ya tuvo un test el pasado 17 cuando los intendentes conocidos como Los Tres Mosqueteros (Alak, Balestrini y Juanjo Alvarez) celebraron el Día del Militante como parte de su movida independiente del aparato duhaldista. Antes, Duhalde había hecho correr la voz: "No quiero ahí a ningún otro intendente". También debe haber circulado el alto costo de la desobediencia, porque entre centenares, sólo dos pasaron a saludar. Una voz que ningún duhaldista deja de escuchar habló recientemente en una cena familiar. "Eduardo, nosotros somos lugareños, gobernemos lo que conocemos. En el resto del país no nos conocen o no nos quieren", dijo la voz clara de Chiche Duhalde.
La tropa de De la Sota sufre de la duda cruel de su jefe, que visto el giro de la interna ahora teme quedarse sin el pan y sin la torta, azuzado también por su esposa Olga Riutort a no precipitar los tiempos y seguir gobernando Córdoba hasta que escampe la lluvia. Dirigentes y cuadros que acompañan a De la Sota, enfrentados con la secretaria general de la Gobernación, sufren la falta de consignas y la ambigüedad de su jefe.
¿Qué será de Carlos Ruckauf y de Carlos Reutemann? Para el menemismo, el santafesino ya desistió de cualquier plan presidencial, en especial después de sus dichos de anteayer. "En todo caso jugará con nosotros", confían. Casi todos ven a Ruckauf dentro del esquema bonaerense y algunos menemistas le temen más que a Duhalde.
El hombre que ríe va a esperar que transcurran los primeros actos de esta obra que podría llevar como título "La carnicería". Después que corra sangre, él verá qué hace. Casi una copia de lo que harán, por lo menos, el santacruceño Néstor Kirchner y el puntano Adolfo Rodríguez Saá.



Menem tiene un objetivo: el sillón de Rivadavia.
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