Pichincha tendrá desde marzo una feria de antigüedades

La Municipalidad convoca a desocupados mayores de 45 años a participar de un mercado retro

Carina Bazzoni

El baúl que trajo el abuelo desde Italia, la vajilla que le regalaron a mamá cuando se casó y las fotos de la comunión del tío pueden recuperar su valor perdido. A partir de marzo, todos los domingos la Municipalidad habilitará un paseo donde las personas desocupadas mayores de 45 años podrán vender aquellos objetos que se acumulan en el fondo de los armarios de cualquier familia de clase media. La feria ya tiene un nombre: "La Huella, mercado retro". Y también una localización, el barrio de Pichincha.
Por Callao, entre Brown y Rivadavia, se montará una centena de puestos donde se podrá ofrecer utensilios domésticos, bijouterie, indumentaria, libros, revistas, elementos decorativos, pequeños muebles, juguetes, fotografías y cuadros, con el único requisito de tener más de 25 años de antigüedad.
La única condición para acceder a un stand -que se otorgará en forma libre y gratuita- es estar desocupado y tener más de 45 años. Cada uno de los titulares del mercado será el representante de su grupo familiar o de vecinos que podrán aportar sus objetos.
Un grupo de artistas plásticos y representantes de la Secretaría de Cultura Municipal será el encargado de fiscalizar las antigüedades expuestas y ayudar en la organización del paseo.
Al mercado retro se sumará además un patio de comidas, del que participará cada domingo una colectividad distinta que ofrecerá sus platos típicos. Además, se abrirán espacios para la actuación de artistas callejeros.
"Vamos a agregar a la ciudad un paseo dominguero. Pero también vamos a ayudar a muchas familias que están sin empleo a recuperar la cultura del trabajo y vamos a propiciar que el patrimonio de Rosario quede en la ciudad", señaló el mentor del proyecto, Dante Taparelli.
Es que, justamente, la iniciativa contempla tres aspectos, hoy día nada desdeñables. Primero, constituirse en la posibilidad de un rebusque de las alicaídas economías de la clase media rosarina. Además se extenderá el corredor cultural del río hasta la zona de Pichincha, un sector que, debido a la instalación de bares y disco, sólo ostenta movimiento por la noche. Por último, se fomentará un trabajo de arqueología familiar y la recuperación de objetos antiguos para la ciudad.