Año CXXXV
 Nº 49.310
Rosario,
sábado  24 de
noviembre de 2001
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Una estrella que brilla por siempre
Hace diez años Freddie Mercury entraba en la historia de los mitos del rock
El líder de Queen, que murió víctima del sida, trabajó hasta sus últimos días y su legado nunca perdió vigencia

Romina López La Rosa

"Mi voz sigue allí", decía sorprendido Freddie Mercury en sus últimas jornadas en el estudio antes de su muerte. "Mi voz sigue allí y continuaré hasta el final".
Así lo recordaba David Richards, productor de Queen desde 1980, entrevistado por la edición alemana de la revista Rolling Stone en 1995, con motivo de la aparición de "Made in Heaven", el álbum póstumo de la banda.
Se trató de un disco polémico: oficialmente, Mercury había expresado su deseo de que se editara cuatro años después de su muerte, pero en la opinión pública y en la prensa surgieron dudas de la autenticidad del producto. Hubo quien sugirió que Freddie hubiera exigido un mejor trabajo, un acabado más fino.
Pero es su voz, y lo grabó en la apresurada recta final de su vida. Llevaba cinco años, desde 1986, sin ofrecer conciertos, alimentando con sus cada vez más espaciadas apariciones públicas los rumores de que estaba enfermo de sida.
El se justificaba: "¿Puedes imaginar a un hombre de 40 años corriendo por el escenario?" Pero Mick Jagger lo desmentía sin desearlo. Así que Freddie respondía: "Estoy harto del ciclo álbum-gira-álbum-gira".
Pese a su debilitamiento físico, Richards lo recordaba entregado por completo a su arte: "Quería hacer música hasta los últimos segundos, quería cantar. Era una situación difícil para todos nosotros, mucho más, claro está, para él. Pero quería que este proyecto se hiciera realidad. Sabía que el álbum sólo podría aparecer después de su muerte".
El trabajo de grabación fue complicado, la parte de vocales demoró porque Freddie necesitaba hacer numerosas pausas. "Siempre había una pequeña esperanza de que al final se produciría un milagro", según Richards. Pero el 23 de noviembre de 1991, pese a haberlo negado varias veces, el admirado cantante admitió que tenía sida. Era, en verdad, el último momento para hacerlo. Al día siguiente murió.
Cuando falleció, Irak acababa de ser bombardeado y la guerra en Yugoslavia ya generaba matanzas. Diez años después, a consecuencia de la destrucción de las Torres Gemelas y en el marco de la ofensiva contra el régimen talibán, una larga lista de canciones han sido prohibidas para su difusión radial en Estados Unidos.
Entre ellas, "Otro muerde el polvo" y "Reina asesina". Además, "Somos los campeones" padeció una nueva versión con Robbie Williams en las vocales, para la película "Corazón de caballero".
En contraste, se siguen prodigando reconocimientos a la obra de Queen: entró al Salón de la Fama del Rock; la revista británica Guitarist, en votación de sus lectores, lo designó el mejor grupo de rock de la historia; el videoclip de "Rapsodia bohemia" fue incluido en el Top Ten de toda la historia del canal MTV; la radio canadiense HTZ incluyó 13 temas de Queen entre las mejores 1.500 canciones del rock ("Rapsodia bohemia" en el lugar 28 y "Nosotros te conmoveremos/Somos los campeones" en el 43), sólo por nombrar los datos más recientes.
De niño, la gran estrella británica Freddie Mercury se llamaba Faroukh Bulsarra, era hijo de diplomáticos persas y nació el 5 de septiembre de 1946 en la isla africana de Zanzíbar, que después pasaría a integrar, con Tanganica, la República de Tanzania.
Fue criado en Bombay, India, hasta los 16 años, cuando viajó a Gran Bretaña. A los 24 se sumó a Queen, la banda formada por Brian May y Roger Taylor y que, con la incorporación de John Deacon en 1971, estuvo lista para ocupar su sitio entre las más grandes, conquistado en 1975 con el lanzamiento de "Una noche en la Opera".
Aunque fue incapaz de permanecer unida tras la desaparición de su líder (muchos hubieran juzgado con severidad otra alternativa), el legado de la banda británica sigue vivo en formas muy diversas. Por igual, movimientos de protesta, el mundo deportivo y el de los negocios, aprovechan sus canciones para apelar al sentimiento o promover una causa.
Actor por naturaleza, incapaz de sobrevivir sin el éxito, Mercury murió aclamado. "Lo quiero todo", fue una de sus canciones más conocidas. En ocasiones depresivo, víctima frecuente del sentimiento de soledad, gozó de la compañía de innumerables amantes, hombres y mujeres, así como del estímulo del alcohol y la cocaína.
Enfrentó internamente el destino al que lo condenaba el sida. Escribió y cantó en el estudio, preparándose para el día después de su muerte. Y alumbró su propio epitafio: "Who wants to live forever / when love must die" ("Quién quiere vivir para siempre/cuando el amor debe morir").



Mercury logró combinar el rock con Hollywood.
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