La tramitación diaria de pasaportes cayó en Rosario entre un un 50 y un 66 por ciento desde el 11 de septiembre pasado. Hasta que se produjeron los atentados al edificio del Pentágono y las Torres Gemelas de Nueva York, la delegación local de la Policía Federal no daba abasto para atender tanta demanda: cada día, entre 120 y 150 personas gestionaban el documento que les permitiría viajar al exterior. Ahora, y pese a la proximidad de las vacaciones, los trámites no pasan de 50 ó 60 diarios. "Es que la gente tiene pánico a volar", razonó ayer ante La Capital el subjefe de la Federal en la ciudad, comisario Mario Alberti.
Antes de que las dramáticas imágenes de dos aviones atravesando las torres del World Trade Center dieran la vuelta al mundo, en Argentina se venía registrando una escalada de tramitaciones del pasaporte. A principios de septiembre, por ejemplo, fuentes de la Policía Federal estimaban en 4.000 el número de gestiones diarias en todo el país, la mayoría de ellas vinculadas con el deseo de radicarse en el extranjero.
Aun cuando la crisis nacional no dejó de apretar el lazo y la desocupación siguió in crescendo, al menos momentáneamente los trámites para salir del país disminuyeron. La pregunta es si la caída se asocia más con la postergación de viajes turísticos que con la cancelación de proyectos para radicarse en el extranjero o si afecta a ambas por igual.
"Es el comentario general: la gente tramita muchísimo menos el pasaporte porque tiene miedo, por no decir pánico, de volar", insistió el comisario responsable de la tramitación de documentos en la delegación de la Federal local.
Fobias en el embarque
Puede ser cierto: la seguidilla de atentados en EEUU, con cuatro aviones colisionados, la explosión de otro vuelo en Ucrania por un misil, el ¿accidente? sobre Queens la semana pasada y otro supuesto ataque a un avión ruso días atrás no son el mejor antecedente antes de pasar a la zona de embarque en un aeropuerto.
Pero no se trata sólo de una fobia ante las horas que dura el vuelo. Según cuenta Alberti, el sueño de ir a probar suerte o lisa y llanamente emigrar a Miami ya no tienta a tanta gente, al menos en Rosario. "Es de público conocimiento que ese tipo de proyecto cayó muchísimo", señala.
Otros datos apoyan esa visión. Por ejemplo, que a raíz de los atentados la crisis de la industria turística en la ciudad dorada del Estado norteamericano de Florida arrasó con 111 mil empleos y en el sector del comercio con otros 81 mil, dos clásicos destinos para los inmigrantes vernáculos.