París. - Líderes rivales afganos se reunirán el martes lejos de los campos de batalla para buscar un gobierno de unidad nacional, pero incluso los representantes de la ONU, que patrocinan las conversaciones, tienen pocas esperanzas de que se logre un rápido éxito. "No creo que debamos tener expectativas demasiado altas de que ellos se reúnan y acuerden de inmediato el tipo de plan que presentamos al Consejo de Seguridad de la ONU", opinó Francesc Vendrell, el funcionario de la ONU que persuadió a los rivales para que se reunieran.
La ONU tiene un plan de dos años para establecer un gobierno de transición, aprobado por una Loya Lirga (asamblea de líderes tribales), que represente a los grupos étnicos de Afganistán. Cuatro grupos rivales comienzan el martes, en un hotel de la ciudad alemana de Bonn, una ronda de conversaciones que podría extenderse por dos semanas, dirigidas a designar un pequeño consejo interino que supervise la transición tras la derrota de la milicia fundamentalista Talibán en casi todo el país.
La inauguración de la conferencia sobre Afganistán, que estaba prevista para el próximo lunes en la ciudad alemana de Bonn, se retrasará un día por problemas organizativos. "En las últimas horas quedó demostrado que no todos los participantes podrán llegar a tiempo", explicó en Nueva York un portavoz del enviado especial de la ONU para Afganistán, Lajdar Brahimi. Además, el portavoz añadió que se le debe dar a las delegaciones de las distintas fracciones afganas la posibilidad, antes del inicio oficial de la conferencia, de realizar consultas bilaterales.
Lejos de la guerra
El idílico escenario añadirá un toque irreal a la sangrienta lucha por el poder en uno de los países más pobres del mundo. Los asistentes a las conversaciones representan facciones que han combatido, traicionado y a veces se han asesinado entre sí en los últimos 23 años. Lakhdar Brahimi, el enviado especial de la ONU para Afganistán, decidió acelerar el proceso convocando a las negociaciones después que la Alianza del Norte, integrada por tayikos, uzbekos y miembros de otras minorías étnicas, tomaron Kabul el 13 de noviembre.
Pero irónicamente, el éxito de la Alianza del Norte en el campo de batalla ha hecho más improbable el logro de un acuerdo. "Esta es una reunión entre la Alianza del Norte y pashtúns expatriados. La Alianza del Norte controla mucho territorio. Los pashtúns expatriados no controlan nada", apuntó el analista paquistaní Husain Haqqani. La tribu pashtún es la mayoría étnica del país de Asia Central (representa un 40%).
El apoyo popular para el ex rey Zahir Shah, de 87 años, sigue siendo muy sólido pese a que han transcurrido 28 años desde que fue derrocado, por lo que sus partidarios -el llamado grupo Roma- constituyen la otra facción más fuerte en las negociaciones. Los cuatro grupos apoyan el regreso del ex monarca a Kabul, como personalidad patriarcal que podría presidir con dignidad los esfuerzos de la transición. Las otras facciones son el llamado grupo Peshawar y el grupo Chipre. El primero, liderado por el líder religioso Sayed Ahmad Gailani, reunió a varios pashtúns exiliados en la frontera paquistaní el mes pasado, en un esfuerzo respaldado por Islamabad para lograr una voz pro Pakistán en el futuro gobierno. (Reuters)