La Rioja (enviados especiales).- Fiel a la tradición peronista, el ex presidente Carlos Menem hace un culto de la lealtad. Cuando estuvo en la mala, Armado Gostanián se ganó el premio a la fidelidad, ya que le facilitó la quinta de Don Torcuato para que cumpliera con la detención domiciliaria ordenada por el juez federal Jorge Urso. Ayer, luego de dedicarle un "agradecimiento muy especial" a Gostanián por su gesto, encumbró al ex titular de la Casa de Moneda a la categoría de "un gran hermano". Tras explicar que los une "una gran amistad y hay un afecto entre su familia y mi familia", minimizó las comodidades de su lugar de detención. "Invito a aquellos que todavía siguen hablando del palacio de Don Torcuato que ahora, que ya es un monumento histórico, vayan a visitarlo", desafió, además de asegurar que "no son diez hectáreas, como hacían referencia algunos medios, ni tiene túneles ni casino". Luego comentó que se trata "de una casa simple, de media hectárea, con un parque y una pileta de natación", pero afirmó que se "tejieron una y mil historias para difamar a quien ocupó durante seis meses esa quinta". Además, el recientemente liberado ex presidente recordó que allí tuvo que refugiarse "en dos oportunidades: una por disposición de los jueces y otra para salvar mi vida en momentos muy difíciles de la historia argentina".
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