Jerusalén y Tel Aviv.- Cinco chicos murieron ayer camino a la escuela en una explosión en el campo de refugiados palestinos de Jan Iunes, en la franja de Gaza, en un nuevo recrudecimiento de la violencia en la región, días antes de la llegada de dos emisarios de Estados Unidos para relanzar el proceso de paz en Medio Oriente.
Los niños, de entre 6 y 14 años e integrantes de una misma familia, se dirigían a la escuela cuando aparentemente uno de ellos pateó un viejo proyectil sin estallar causando su explosión, indicaron fuentes palestinas. El estallido mató a cinco de la familia Al-Astal: Akram, de 6 años, y su hermano Mohamed, de 14, así como sus primos Omar, 14; Anis, de 10 y Rayan, de 11 años, quienes se dirigían a una escuela financiada por la ONU. Otros dos primos de los pequeños, Ahmad, de 10 años, y Suleiman, de 13, resultaron heridos, el primero de gravedad.
El coronel palestino Jaled Abu El Aila, enlace con las fuerzas israelíes que protegen asentamientos judíos junto a Jan Iunes, afirmó que la explosión se debió al disparo de un tanque israelí, lo que fue desmentido por el Ejército de Israel, que calificó la versión de "villanía".
Con estas víctimas, el número de muertos desde que comenzó la Intifada, el 28 de septiembre de 2000, llega a 982 personas, de los cuales 771 son palestinas y 189 israelíes.
Además, el hecho pone en peligro la relativa calma reinante en los últimos días en la región, a la que el próximo lunes arribarán los representantes del gobierno estadounidense, el diplomático William Burns y el general retirado Anthony Zinni, para relanzar el diálogo entre israelíes y palestinos.
La misión del general Zinni se concentrará en consolidar un alto el fuego entre palestinos e israelíes, que fue pactado en junio pasado y luego en septiembre pero que no fue respetado, lo que motivo la suspensión de los contactos entre las partes desde enero de este año.
Punto de quiebre
Esta tregua es considerada imprescindible para restablecer los contactos políticos entre la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que preside Yasser Arafat, y el gobierno del primer ministro israelí, Ariel Sharon.
Para reiniciar el diálogo, Sharon exige "siete días de calma absoluta" en Cisjordania y la franja de Gaza, "para ver si el presidente palestino es capaz de impedir la violencia", en tanto que los palestinos reclaman que se suspenda el establecimiento de colonias judías en Cisjordania.
Por su parte, el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, aseguró ayer que existe la posibilidad de que se celebren "reuniones tripartitas" con representantes de Estados Unidos y de Israel a fin de pactar un alto el fuego y salvar el proceso de paz.
Según el funcionario palestino "la prácticas de las fuerzas israelíes de seguridad en el terreno -asesinatos selectivos, secuestros de activistas y la clausura de oficinas de la ANP- constituyen un verdadero desafío para el gobierno norteamericano y la comunidad internacional".
En tanto, fuerzas de Israel realizaron ayer distintos operativos contra instalaciones de la ANP y la detención de presuntos terroristas.
El Ejército y la policía de fronteras israelíes clausuraron hoy las oficinas de varios organismos de seguridad en el pueblo de Azariya, y detuvieron a seis activistas del movimiento integrista Jihad Islámica en la localidad de Bir Zeit, ambos en Cisjordania, anunció un portavoz militar. La fuente precisó que Azariya se encuentra en "zona B", bajo administración palestina pero donde lo relacionado con las cuestiones de seguridad siguen estando a cargo de Israel. (Télam/SNI - Reuters)