El calentamiento global de la Tierra, que según los especialistas supondrá un aumento de la temperatura de hasta cinco grados para este siglo, tendrá efectos negativos en la salud de los argentinos con la expansión de enfermedades que se creían erradicadas de vastas zonas del país como el mal de Chagas, la malaria y el dengue. "Si aumenta la temperatura en áreas templadas -tal como sucede en Buenos Aires-, esas enfermedades propias del trópico acompañarán ese ascenso térmico y se desplazarán hacia el sur", explicó Rodolfo Carcavallo, único médico argentino integrante del Panel Internacional de Cambio Climático (Ipcc).
Según el epidemiólogo, existe toda una "constelación de patologías" vinculadas con el cambio del clima a las que hay que agregar "los problemas que se desprenden por el ensanchamiento del agujero de ozono, una temática muy vinculada al medio ambiente".
"Los argentinos estamos amenazados desde los dos extremos: por el norte a causa de las enfermedades originadas a partir del aumento de las temperaturas y por el sur ante el avance de las enfermedades -cataratas y cáncer de piel- derivadas de la disminución de la capa de ozono", alertó.
El calentamiento de la tierra -según un informe elaborado por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático respecto a la vulnerabilidad de América latina-, podría conducir a la extensión del área de influencia de algunas enfermedades infecciosas y también aumentar la importancia de sus brotes.
De acuerdo a este estudio los asentamientos urbanos y periurbanos superpoblados, propensos a las inundaciones y con servicios muy precarios, proveen áreas potenciales para la cría y el desarrollo de vectores, como mosquitos, ratas, cucarachas y moscas entre otros agentes difusores de enfermedades. Estas dolencias transmitidas por vectores (VBD) constituyen una categoría especial de infecciones cuyas fronteras geográficas -debido a condiciones más favorables para los virus, reservorios y vectores- se encuentran en expansión a causa del calentamiento global.
El viento, la temperatura y la humedad influyen de manera sensible en el comportamiento de los vectores condicionados por esas características, mientras que los de fase acuática -los mosquitos y las moscas negras- se ven incentivados por el incremento de las lluvias. "Un ejemplo de lo que hablamos, destacó Carcavallo, es el paludismo que con el cambio de las temperaturas desciende en la geografía y aumenta su período de transmisión".
Experimentos con vinchucas
Para el científico la alteración en los factores climáticos modifica la rutina de los ciclos con un mayor período de exposición a altas temperaturas y una extensión de las temporadas de lluvias. "Otro ejemplo lo podemos hallar en la enfermedad de Chagas. Se efectuó un estudio muy interesante: se criaron vinchucas a 20 grados centígrados y otras a 30 grados", relató. "Los resultados obtenidos -aseguró Carcavallo- permitieron comprobar que a mayor calor, más rápida la evolución de la hueva al adulto y por lo tanto su reproducción aumenta de forma exponencial".
Este aspecto aumentaría la dinámica poblacional de la vinchuca lo que produciría "un golpe bajo" en aquellas provincias donde se considera que el tema está controlado, estimó el especialista.
El dengue es otra de las enfermedades que ha aprovechado el calentamiento global para reaparecer en la geografía argentina luego de su erradicación a mediados de la década de los 60.
Renata Portenoy, especialista en Gestión Ambiental y autora del trabajo de investigación "Buenos Aires; el peligro del dengue", aseguró que "la enfermedad ya está en la Capital, Santiago del Estero y Córdoba, favorecida por el aumento de la temperatura".
"El mosquito transmisor, aedes egiptys, que puede presentar una fase acuática y una terrestre, precisa de temperaturas altas para su reproducción, a la que también ayuda el aumento de las lluvias y la formación de pozos de agua y agua estancada", precisó. Portenoy recomendó prestar mucha atención a esta reaparición de la enfermedad en Buenos Aires cuyo primer caso se registró en 1995, porque "pese a que todavía no hay casos en la Capital Federal de dengue hemorrágico es muy probable que aparezcan como sucede en Santiago del Estero".
Por su parte, Carcavallo enfatizó en la necesidad de prevención para los sectores más empobrecidos "víctimas preferenciales de estos emergentes del cambio climático que están volviendo para quedarse un largo tiempo". (Télam)