Lo sucedido en el último clásico, cuando desde la tribuna de Central le dispararon a un policía, generó angustias e hizo tomar conciencia en los jugadores que no sólo el público corre riesgo en un estadio sino que también ellos corren peligro. "Ir con una pistola a una cancha es cosa de locos, es de enfermos. En el vestuario pensábamos que a nosotros nos podían pegar un tiro. Pienso que el tipo que hizo eso es un enfermo y no un delincuente. Lo triste es que luego todo queda en la nada", reflexiona Saldaña al recordar el episodio.
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