Teherán.- La última generación de afganos en recibir una educación completa fue la que terminó la escuela antes de la invasión de las tropas soviéticas, en diciembre de 1979. Desde entonces, dos décadas de guerra dejaron a dos generaciones sin ninguna formación. "Mis hijos no tendrán una educación adecuada, su madre no tiene una educación adecuada. Este es nuestro destino", dice Mira Khan, una refugiada afgana en Irán. Aunque los soviéticos y los líderes comunistas locales pusieron escuelas a disposición de la población, la mayoría de los afganos rechazó acudir a establecimientos "no creyentes" en favor de las clases clandestinas que impartían los mujaidines antisoviéticos. Pero esas clases eran dedicadas sobre todo a la incitación contra los invasores soviéticos a través de lecturas superficiales del Corán. Así, los alumnos no recibieron ni una educación básica en el sentido clásico, ni conocimientos religiosos adecuados. Durante la invasión del Ejército Rojo, más de dos millones de afganos escaparon al vecino Irán -y otros dos millones a Pakistán- pero a causa de su status ilegal, los hijos de estos refugiados no tuvieron derecho a asistir a las escuelas iraníes, a pesar de las similitudes entre el idioma iraní y el dari afgano. Los líderes tribales afganos como Karim Barahui, gobernador de la provincia de Nimruz, e Ismail Khan, líder de Heart, ya han apuntado que el desafío educativo es el primordial para hacer viable la reconstrucción del país. (DPA)
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