"Durante el primer año de vida, los estímulos son especialmente importantes porque permiten que el cerebro desarrolle mayor conexión y madurez", explicó Santiago Galicchio, pediatra y neurólogo infantil. "La carencia de estos incentivos, brindados con amor, produce retrasos en la maduración", agregó.
Diferentes estudios muestran que el niño privado de su madre presenta retrasos madurativos, dado que este vínculo es fundamental, no sólo en la gestación, sino también durante el amamantamiento, que es cuando se transmiten nervios, tensiones, alegrías y preocupaciones.
"En algunos chicos con muchos berrinches, antes de tranquilizarlo a él, hay que hacerlo con la mamá. Le aconsejamos que a la hora de amamantarlo intente estar tranquila, relajada, y que encuentre en esto un momento placentero", apuntó el especialista.
Para los padres que no pueden pasar mucho tiempo con sus hijos, Galicchio recordó que lo importante no es la cantidad de estímulos, sino la calidad. "Los padres pueden aprovechar el tiempo que estén junto a ellos para estimularlos. Para esto estarán atentos a sus necesidades, podrán hablarles, cantarles o contarles un cuento antes de dormir", dijo.
Según el profesional, la estimulación comienza en el embarazo.
"El papá tiene que estar cerca, hablarle, cantarle y acariciar la panza de la madre, para que el niño al nacer reconozca su tono de voz".
Finalmente Galicchio aconsejó que la estimulación debe tener un punto medio donde los padres puedan poner límites, sobre todo en cuanto al uso de la televisión y la computadora. "Además de mirar televisión o engancharse con la computadora, pueden organizarles actividades donde los niños puedan jugar e interactuar con objetos y otros chicos", señaló finalmente.
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La Ciudad
