Energía vital

El reiki ayuda al organismo a recuperar el balance de la energía vital y con estos los procesos normales de curación. Trabaja muy bien en la reducción del estrés y produce relajación, que le da al organismo mucha energía para mejorar la salud y la calidad de vida.
Esta técnica utiliza la colocación de las manos en puntos especiales del cuerpo, para canalizar la "energía vital". Pero no sólo trabaja con el cuerpo sino con la mente y el espíritu.
Al haber alguna obstrucción de la energía vital, sobreviene la enfermedad. El especialista en reiki aplica sus manos para "recanalizar" esa energía y balancear las áreas afectadas. Cada sesión dura por lo menos 1 hora. El paciente se acuesta en la camilla con su ropa y el practicante de reiki coloca sus manos suavemente, sin ninguna presión, en 12 posiciones básicas, por espacio de 5 minutos en cada una (4 en la cabeza, 4 al frente del cuerpo y 4 atrás del cuerpo).
La energía se percibe como una sensación de calor que proviene de las manos del practicante, que tiene la habilidad de estimular la curación natural del cuerpo, promoviendo un balance holístico del cuerpo, la mente y el espíritu.
La palabra japonesa reiki se deriva de rei (universal) y ki (energía vital). Las prácticas antiguas del budismo tibetano se perdieron por muchas centurias hasta que el doctor Mikao Usui, teólogo cristiano japonés, redescubrió y reinterpretó esta disciplina.
Hoy se aplica en conjunto con otras disciplinas de la medicina tradicional para ayudar al paciente en el proceso de curación de la enfermedad.