Mario Candioti
Fernando Niembro no parece de estos tiempos. Su discurso va más acorde con el idealismo que con la realidad, aunque es bueno que así sea. Habla rápido, elige las palabras minuciosamente, parece tenerla muy clara. Se define peronista, aunque ocupó un cargo junto al menemismo. Escribió libros, tiene cientos de coberturas hechas, miles de anécdotas, deportivas y políticas. Hoy su rostro es uno de los más registrados desde la tribuna de La última palabra, el programa que conduce en Fox Sports, y también cuenta con su espacio radial. Polémico y frontal, Chiche Niembro dialogó con Ovación luego de una charla que mantuvo con alumnos de la carrera de periodismo deportivo del Centro Rosarino de Estudios Avanzados (Crea). -En una sociedad tan descarnada, tan globalizada, los periodistas están sometidos a permanentes condicionamientos, ¿la única solución para decir las cosas pasa por vivir en la cornisa, al límite? -El conformismo no puede ser nuestra bandera de lucha. Tenemos una responsabilidad ante la sociedad que es la de contar y decir. Y nosotros tenemos nuestras propias armas, que son la investigación, nuestra entereza y constancia. Debemos someternos a los rigores de la sociedad actual pero jamás arriar las banderas. -Precisamente por eso te lo pregunto, hoy la fórmula es jugar al límite. -Me da la sensación de que esto no es de ahora, es de toda la vida. Los intereses en el periodismo local, y da la sensación que también en el internacional, acechan para vulnerar las libertades, para imponer sus preferencias económicas y comerciales, las que siempre estuvieron enfrentadas con la verdad y la profesión. Y periodistas de mayor fuste que nosotros han peleado permanentemente por las libertades. No es un problema de este tiempo. Se agudiza en la Argentina por la calidad de información y de comunicación que tenemos. Medios monopólicos, con intereses en las cuentas bancarias y no en la verdad. Pero nosotros estamos lejos de todo aquello. Tenemos una responsabilidad con la verdad y la información. Me parece que a ella no debemos renunciar, por más que nos opriman, que nos sometan y que nos interesen por hacerlo. -¿Qué pensás del periodismo pan y circo que se ofrece en muchos medios de comunicación? -Son los desbordes de la libertad y no me preocuparía tanto por eso. Me preocuparía más el periodismo que aparentemente es serio, que es mucho más influyente que ese periodismo amarillo que parece desvirtuar la realidad. Ese otro no cuenta la verdad y sabemos que responde a determinados intereses. No tendría que ser una preocupación nuestra el exceso de libertad sino en tratar de mejorar la calidad de ella, en aprovechar esas libertades para investigar, debatir, discutir, para tratar los verdaderos temas. En ninguno de nosotros estará la posibilidad de cortar o limitar lo que es el trabajo de un periodismo vulgar, simplista. Yo digo que conviva. A ese periodismo hay que enfrentarlo con otra manera de hacerlo. Pero no es el que muchas veces tiene saco y corbata, o smoking, y que se presenta como más serio, porque a ese yo también le tengo miedo. -Uno de los chicos te preguntaba si no añorabas aquel fútbol de cancha llena, de clubes como Ferro e Independiente que eran ejemplos y hoy están quebrados. A partir de esta realidad, ¿qué diagnóstico hacés de la situación del fútbol argentino que se muere, que está en estado crítico? ¿Hay salvación? -Quiero un fútbol de cancha llena pero no tengo nostalgia por lo que pasó. Si tengo nostalgia es porque añoro tener 16 años otra vez. Hoy tengo 54 y hay que vivir con esa realidad. Me gustaría que mejorara la calidad del producto, del espectáculo, pero hay una realidad de la que no se puede evadir el fútbol argentino. Tiene actores que viven y se han formado en este país, especialmente la dirigencia. Y que tiene los vicios de un país lleno de privilegios, del sálvese quien pueda, del pague Dios. Esa es la cultura que se privilegió en la Argentina. Por eso el país está como está, y los clubes, las instituciones y las asociaciones están como están. Debemos debatir ya no en la búsqueda de una fórmula que mejore los espectáculos deportivos sino una que mejore al hombre. Que tenga más responsabilidad, más constancia, que cumpla con su palabra, con esas reglas que no están escritas. Porque está muy claro que vos podés hacer los mejores reglamentos, la mejor Constitución de la Argentina, las mejores leyes, pero siempre habrá un leguleyo, un pícaro, un vivo que va a encontrar la fórmula de burlarse de ellas. -¿A qué tipo de reglas te referís? -Y... hay reglas que no están escritas, que tienen que ver con nuestra conciencia, sentimientos, responsabilidad y con la verdad que me parece que son las que tenemos que respetar. Tenemos que volver a las fuentes con respecto a eso. Y no en detenernos en determinadas formas como el gerenciamiento en los clubes de fútbol o el de las asociaciones civiles sin fines de lucro. Que en definitiva son toda una mentira, un castillo frágil en el que el hombre, si no tiene principios, lo va a burlar por más que haya gerenciamientos que tengan reglas muy claras que dicen que yo pongo la plata mía y como tal voy a defender esa guita como si fuera la última que tengo en el bolsillo. Hay tipos que han mandado los gerenciamientos a la miércoles, hay empresas que se llaman a convocatoria, hay otras que quiebran. Y hay otros, que amparados en las sociedades sin fines de lucro, como son la mayoría de los clubes deportivos de la Argentina, se aprovechan de esa situación para hacer lo que quieren. Algunos desde la pasión y otros porque son unos ladrones. -Tomando un ejemplo concreto, ¿lo de Blanquiceleste con Racing es pan para hoy y hambre para mañana? -No creo. Todo dependerá de la responsabilidad de quien lo conduzca. -Pero en el caso de Quilmes con el Exxel Group, que gerenció un tiempo y no se le dieron los resultados... -Pero no fue un fracaso económico. Como tal, fue un negocio. Y los que entraron tenían una puerta abierta para irse cuando veían que no era negocio. Hoy Quilmes sigue viviendo, compitiendo, tiene la economía sana, el gerenciamiento le licuó la deuda. Es decir, Quilmes resurgió. Si tienen inteligencia, con la forma que tienen los clubes en la Argentina y después de pasar por la limpieza que le hizo el Exxel Group, tendría que ser una institución modelo. Pero depende de los hombres. -¿Y qué pensás cuando escuchás que River tiene una deuda de 42 millones, que Central debe 28 y que Newell's está en convocatoria, por ejemplo? -Que hubo una incapacidad para dirigir que alarma. Y que tuvo límites en la corrupción y en el despilfarro producto del fanatismo de muchos dirigentes que quisieron pasar a la historia haciendo clubes campeones y quedar con la placa grabada en el club y que todo el mundo recordara que tal o cual es un señor en la ciudad porque llevó al club al campeonato, más allá de sus finanzas. -Honestamente, ¿creés que hay retorno de esa situación? -El tema va un poco más allá y tiene que ver con la recuperación de las calidades del hombre. El ser humano debe atender que vive en un mundo lleno de conflictos, en el que es mejor ser honesto que corrupto, tener palabra que no tenerla.
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