La directora holandesa Marlen Gorris dirige "Alexander y Natalia", un filme que narra con escasos recursos la historia de una relación imposible. Si bien en principio el relato no tiene demasiados argumentos originales para hacerla atractivo, la directora de "Memorias de Antonia" (1996) logra un relato exhaustivamente ambientado y basado en una novela de Vladimir Nabokov. La acción transcurre en el año 1929, en el paisaje italiano de Como. Allí llegan los ajedrecistas que habrán de disputar el título mundial. Uno de ellos, Alexander Luzhin, atrae la atención de una de las huéspedes del hotel y sede del torneo, la emigrada rusa Natalia, muy diferente a su compatriota. Sociable y cosmopolita, la chica siente curiosidad por Alexander, una persona introspectiva, con un pasado familiar infeliz, permanentemente concentrado en complejas teorías sobre el juego de ajedrez. Los aspectos sicológicos de la historia son coherentes para la representación en el género ajedrecístico, en el cual se inscribe la historia. Las jugadas son un preludio a los flashback con que Gorris justifica la actitud de hombre conflictuado de Alexander, interpretado por John Turturro. Emily Watson interpreta a Natalia, una joven burguesa que se hospeda en el hotel. La relación encuentra la sólida oposición de la familia de la chica que ve en el hombre a alguien poco adecuado para las expectativas sociales de la familia. Sin embargo, previsiblemente, los dos encuentran que aunque todo indique lo contrario, la relación está destinada a perdurar y se concentrarán en forzar los mandatos familiares. Curiosamente, la conflictuada personalidad de Alexander da un giro abrupto y le propone matrimonio a Natalia después de intercambiar sólo unas pocas palabras. La irreflexiva proposición resulta ideal para contradecir los planes exactamente opuestos que tiene la madre para su hija. Para complementar la descripción de la compleja personalidad del protagonista, la directora incluye varios de los personajes de la novela. Entre ellos figuran un antiguo maestro de Alexander y actual competidor, y el otro jugador, quienes conspirarán para derrotarlo. Sin demasiadas pretensiones, "Alexander y Natalia" se inscribe entre los filmes intimistas narrados sin apresuramientos, con objetivos limitados, pero claros. Los exclusivos escenarios de la ciudad de Como, en el norte de Italia, son al mismo tiempo un complemento y un contraste para una pequeña pero atractiva historia de amor.
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