Marcelo Minichetti
El Terceto se presentará esta noche, a las 21, en el auditorio del Consejo Profesional de Ciencias Económicas, Maipú 1344. El trío que integran el baterista y cantor Norberto Minichillo, el pianista Hernán Ríos y el contrabajista Norberto Córdoba presentará un repertorio de música folclórica, de tango y latinoamericana tratada desde una perspectiva jazzística que incluye composiciones de Antonio Carlos Jobim, Aníbal Troilo y Gustavo "Cuchi" Leguizamón, entre otros. Enrolados en un estilo con características exclusivas, los músicos apuestan a un espectáculo que abra nuevas perspectivas musicales a partir del tango y el jazz. "Acá no se trata de tango, aparte me importa tres carajos los tangueros como emblema. Simplemente amo el tango como amo las zambas, las chacareras y como amo el samba brasileño y el candombe", sentenció el baterista que lidera el trío en un diálogo que mantuvo con Escenario . Dueño de una personalidad apasionada y enjundiosa, el músico confiesa su amor por el tango desde la infancia y su desinterés por las opiniones que juzguen su trabajo. -¿Cómo se pueden tocar tangos con batería sin desvirtuar el sonido original? -Hay que querer al tango en serio y yo lo quiero en serio. Entonces al tango no lo tocamos a la manera de tal o cual o marcando el compás sino simplemente con escobillas. Pienso que hay que sentirlo adentro y creo que yo lo siento adentro. Escucho tangos desde los 6 años; tengo 61 y mis ídolos eran (Osvaldo) Pugliese (Aníbal) Troilo y gente así ¿no? -¿Cree que su historia musical lo pone a resguardo de que lo acusen de advenedizo? -La verdad que sí... Además me importa tres carajos... (risas) Que vayan y escuchen como canto y si les gusta bien y si no, también. -¿A qué atribuye que hoy se presenten nuevas propuestas sobre el tango? ¿Antes no había posibilidades de hacerlo? -A mí me parece que lo que hizo (Astor) Piazzolla fue abrir un camino universalmente en el tango. Antes, para mí, lo había hecho (Horacio) Salgán que es tanto o más importante, pero no tuvo la trascendencia mundial de Piazzolla. -Casi no salió de la Argentina. -Claro. Creo que el tango se ha puesto de moda por la cuestión del baile y el mundo lo ha tomado como una cosa novedosa. Esas son modas que realmente no importan. -¿Los más jóvenes entraron al tango por la puerta piazzolleana? -Yo creo que sí porque además Piazzolla, si algo bueno tuvo, es que incorporó en algún momento batería, bajo eléctrico. No le tuvo miedo. -¿Fue el primero que se animó a hacer fusiones con el jazz? -Sí, porque Piazzolla había vivido mucho en Nueva York cuando era chiquito y en el primer disco que el graba -me acuerdo que leí en la contratapa- dice que con su grupo primero trataba de pensar en el quinteto de Max Roach y Clifford Brown, una banda de músicos negros importantísima en la historia del jazz. Así que Piazzolla sabía de qué se trataba. -¿No hay peligro de que alguien confunda lo que ustedes hacen con una especie de tango for export, preparado para otros oídos? -No, creo que no. No es tango solo lo que hacemos y lo que realmente intentamos es hacer otras cosas como zambas del Cuchi (Leguizamón) o alguna chacarera mía. Acá no se trata de tango, aparte me importa tres carajos los tangueros como emblema. Simplemente amo el tango como amo las zambas, las chacareras y como amo el samba brasileño y el candombe. -¿El cambio de formación afectó al trío? -Sigue Hernán Ríos al piano y ahora está Norberto Córdoba en bajo y voz en lugar de Pablo Tozzi. Norberto es un muchacho que está un poco bendecido por el Chango Farías Gómez, toca con él también y eso creo que es bastante importante ¿no? (risas). -¿Cómo es el público que sigue al trío? -En realidad nos llevamos sorpresas a veces: gente joven y muy joven y también gente grande. Están los dos extremos: gente de entre 40 y 60 años y gente de 20 o menos. -¿Los jazzeros ven al tango como a un primo pobre? -Así fue. Lo que pasa que los jazzeros de Buenos Aires, y creo que los de las provincias también, lo que tienen en la mente es que si tienen que tocar jazz lo hacen con la idea de que les griten "Yes" o que los llamen de la embajada norteamericana para que vayan a tocar a Estados Unidos. A mí me importa tres carajos eso. Toco jazz por amor a los negros y a mí el jazz argentino no me importa. -Los géneros pierden la nacionalidad cuando se instalan en lo universal. -Exactamente. El jazz no viene de la sociedad blanca norteamericana, el jazz es un invento de los esclavos africanos que sufrían tanto que no tenían su música y la inventaron, por eso es la música más importante del mundo. Es así. -El hecho de que El Terceto haya hecho versiones de "María", Mimí Pinzón" o "Milonga triste" obedece a que buscaron temas instalados en el oído de la gente. -Siempre que tomamos un autor es porque lo amamos. A nosotros nos mata Homero Manzi, nos mata Aníbal Troilo, Sebastián Piana. Queremos a esa gente. -Son nombres que han matado a varios, además de ustedes. -(risa)Sí, han matado a varios.. Nosotros hacemos, humildemente, lo que podemos. -¿No corren peligro de quedarse a mitad de camino entre el tango, el folclore y el jazz? -Y claro que está el peligro. Lo que importa es cómo crezcamos nosotros como personas. Pero peligro siempre hay. -No hay muchos bateristas que canten, ¿cómo se le ocurrió hacerlo a usted? -Amo la chacarera, el tango y el candombe, entonces se me dio por cantar tomando los núcleos centrales de los poemas que más me llegan y usando la voz como un color más. No lo hago como cantante, no soy un cantante sino que tomo mi voz como un color. -Pero el tango le permite a los decidores lucir tanto como lucen los buenos cantantes. -Bueno, yo soy un decidor. -La batería implica un compromiso corporal muy importante, ¿resulta difícil cantar y tocar? -Y sí, pero toda mi vida me dediqué a hacer juegos rítmicos usando la voz. Eso es lo que enseño también y por eso me resulta más fácil que a otros.
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