Año CXXXV
 Nº 49.303
Rosario,
sábado  17 de
noviembre de 2001
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El momento de los grandes cambios
Shakira y Britney Spears disputan el trono del pop con sus nuevos discos
La colombiana intenta conquistar el mundo y la norteamericana quiere crecer con su público

Carolina Taffoni

Una es la mina de oro del pop adolescente, la chica que llegó a los rankings con una imagen ambigua de colegiala y sex symbol. La otra es una diva del pop latino, una chica que se cansó de vender discos con una fachada de romántica y rebelde para las FM. Ahora las dos acaban de editar sus nuevos álbumes, están en una etapa de prueba y transición y aceptaron el desafío de los grandes cambios. Una gigantesca maquinaria musical y publicitaria se puso en marcha para que Britney Spears y Shakira no pierdan el tren en el competitivo mercado del pop.
La opción de Britney Spears fue más que obligada. A punto de cumplir 20 años (el 2 de diciembre), ya no podía seguir representado a una adolescente virginal que canta en los recreos de la escuela secundaria. Y tras el objetivo de convertirla en una nueva Madonna, su transformación apuntó a presentarla como una mujer más sexy, atrevida y madura. Esas estrategias quedaron en evidencia en las entregas de los premios MTV versión 2000 y 2001. En la primera ceremonia se presentó con un ajustado enterito color carne, balbuceando el "Satisfaction" de los Rolling Stones, y en la segunda anticipó "I'm A Slave 4 U", su nuevo single, con muy poca ropa y sensuales coreografías.
"I'm A Slave 4 U" (Soy tu esclava) es un avance de los cambios musicales de Britney Spears, pero no representa a la totalidad de su nuevo disco, estratégicamente titulado "Britney". El tema anticipa que el sonido del pop adolescente ahora dio paso a una fiebre retro ochentas, con marcas de Prince y muchas más de Janet Jackson.
"Britney" pretende ser autobiográfico, con todos títulos autorreferentes como "Lonely" (Sola) y "Overprotected" (Sobreprotegida). El truco funciona bien. Mientras Spears parece mostrar todos sus sentimientos y sensaciones, a su alrededor todos están trabajando en "el producto".
El tono de los temas cambia según el productor. "I'm A Slave 4 U" y "Boys", producidos por The Neptunes, por ejemplo, suenan a Janet Jackson. "Lonely" y "Let Me Be", de la factoría de Rodney Jerkins (el productor de •NSync), copian el estilo de ese grupo y el de, por supuesto, Michael Jackson. "Cinderella" y "Bombastic Love", con la mano de Max Martin, el arquitecto del pop adolescente, recupera el sonido de los anteriores discos de Britney.
Así el compacto se convierte en un híbrido que combina el nuevo (?) sonido, más duro y hip hop, con fuertes influencias de Janet Jackson, y las tradicionales melodías pegajosas del pop adolescente. El álbum se propone acceder a un público más adulto, sin perder a los habituales fanáticos. Todo está diseñado para alcanzar un perfecto equilibrio.
La elocuente "I'm Not A Girl, Not Yet A Woman" (No soy una niña pero tampoco una mujer"), una balada compuesta por la cantante Dido y Max Martin, es el tema que ejemplifica esa dualidad. Por un lado Britney Spears grita "carajo" en "Overprotected", o se hace el gatito sexy en la pantalla de MTV, y por el otro canta canciones de amor adolescente como "That's Where You Take Me" o "When I Found You".
La jugada del cover esta vez no le salió tan bien. En su anterior disco, "Oops.. I Did It Again", sorprendió con su versión liviana de "Satisfaction", de los Rolling Stones. Ahora, en "Britney", hace una lectura del "I Love Rock and Roll" de Joan Jett que suena totalmente descolocada del resto del disco. Además su voz casi ni se escucha en el estribillo.
Por el momento el híbrido del disco dio buenos resultados comerciales. El álbum encabeza las listas de ventas en Estados Unidos, convirtiendo a Britney Spears en la única solista en ocupar el primer lugar con sus tres primeras producciones.
"Britney" vendió 745.744 copias en su primera semana en las disquerías, y desplazó del tope de los rankings al "Invincible" de Michael Jackson. Sin embargo, el nuevo álbum no resultó tan exitoso como el anterior, "Oops... I Did It Again", que alcanzó a vender 1,3 millones durante la primera semana.
Ahora Britney Spears está de gira por los Estados Unidos con su nuevo look y toda la parafernalia de un espectáculo millonario. Para prepararse para el tour, la chica se entrenó en un club de striptease, para aprender los movimientos de los bailarines que se desnudan.
El momento por el que pasa su país tampoco le es ajeno. La cantante anunció que donará un dólar por cada entrada que se venda para sus shows, a beneficio de los chicos que perdieron sus padres por los atentados terroristas del pasado 11 de septiembre. En el espectáculo que dará mañana en Las Vegas se comunicará en vivo vía satélite con los soldados de la Marina que se encuentran en distintas bases de los Estados Unidos, un típico gesto patriótico y hollywoodense para un país que está en guerra.
La transformación de Shakira parece mucho más profunda que la de Britney Spears. Hay cambios de idioma, de look, de concepto musical y de mercado. En el camino de Ricky Martin, la colombiana se propuso conquistar al mundo anglosajón con un álbum cantado en inglés. Además se alió con productores del terreno rockero y ahora grita a los cuatro vientos que escucha a bandas como Led Zeppelin, The Cure, The Police, los Beatles y Nirvana.
Shakira pretende abarcar el mercado del rock desde el pop, que siempre le dio tan buenos resultados. Todo, claro, sin resignar el mercado latino, en el cual ya lleva vendidos un total de 9 millones de discos (600 mil en la Argentina). Por eso su nuevo álbum, "Servicio de lavandería" (o "Laundry Service") contiene nueve temas cantados en inglés y cuatro en castellano.
Al igual que "Britney", "Servicio de lavandería" también está dominado por una gran (y estratégica) contradicción. Por un lado Shakira juega a hacerse la rockera, con temas decorados con riffs de guitarras, power ballads y acercamientos al soul, la new wave y la música disco. Por otro, se presenta como una chica enamorada por primera vez, que escribe letras un tanto ridículas para su novio Antonio De La Rúa.
"En sus álbumes en español Shakira sonaba apasionada, bohemia y rebelde. En su debut en inglés, en cambio, suena como una tonta", disparó el crítico Ernesto Lechner desde la revista Rolling Stone versión norteamericana. Es muy probable que este juicio parta del pegadizo tema de difusión, "Suerte" (o "Whenever, Wherever"), en el que Shakira promete cruzar la cordillera de los Andes para contar los lunares de su novio.
El álbum mismo abre con "Suerte", que de alguna manera anuncia el eclecticismo del disco. En primer lugar están las baladas. "Underneath Your Clothes" tiene un estribillo irresistible, pero por momentos recuerda demasiado a "Eternal Flame", un viejo hit de las Bangles. "Que me quedes tú" podría haber estado en el exitoso "¿Dónde están los ladrones?". Tiene una letra típica de Shakira, pseudorebelde y romántica. Después están las power ballads, "The One" y "Fool", en las que la colombiana juega a ser una especie de hermana menor de Alanis Morissette, e incluso recurre al productor Glen Ballard, la mano derecha de la canadiense.
El rock se mete sin aviso en temas como "Te dejo Madrid", con un riff de guitarra que recuerda a muchos otros; en "Te aviso, te anuncio" (u "Objection"), un pastiche de tango, rock surfer, tarantela y rap, y en "Rules", otro rock surfer. Pero Shakira no se queda ahí. En "Ready For The Good Times" se mete con el tecnopop y la música disco, y también se arrima al soul en "Poem to a Horse".
Las letras, todas a cargo de Shakira, van desde las canciones de amor incondicional inspiradas en Antonito ("Por fin encontré una razón para afeitarme las piernas todas las mañanas", canta en "The One"), hasta algunas advertencias sobre el consumo de drogas ("Sólo estás esperando tu dosis diaria", le recrimina a una amiga en "Poem to a Horse").
La sensación que queda al final es que el disco trata de abarcar demasiados terrenos y no alcanza a hacer pie en ninguno. Parece que Shakira hubiese grabado un tema para cada mercado y gusto. Para acentuar su veta rockera eligió a Terry Manning, un ingeniero de sonido que grabó con Led Zeppelin, AC/DC y Lenny Kravitz. Por otro lado, para no perder el toque latino, se juntó con productores made in Miami como Lester Mendez y Luis Ochoa.
Para arrancar con un éxito seguro, el álbum incluye una versión en inglés de "Ojos así" ("Eyes Like Yours"), con traducción de la misma Gloria Estefan. Pero la jugada no salió como se esperaba. Algunos opinan que ese tema puede dificultar el éxito de Shakira en los Estados Unidos, donde nadie quiere saber nada con algo que tenga influencias árabes. Ninguna estrategia de mercado es tan perfecta como para acomodarse a todas las realidades.



Britney Spears ya llegó al primer puesto de los rankings.
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Shakira tiene puesta la mira en el Primer Mundo.
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