Año CXXXV
 Nº 49.302
Rosario,
viernes  16 de
noviembre de 2001
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El pueblo uruguayo ya sueña con ir a Japón-Corea 2002

La ciudad de Montevideo lució ayer a la mañana muchas banderas uruguayas en sus balcones y su pueblo se sintió feliz por tener la oportunidad de jugar el repechaje frente al seleccionado de Australia, soñando con la vuelta a un Mundial después de 12 años, a pocas horas del empate en un tanto con una Argentina aplaudida por los hinchas celestes.
Antes del partido frente a Argentina todo era depresión entre los uruguayos. Preocupaba el poderío de los dirigidos por Marcelo Bielsa y, en todo caso, de llegar al repechaje se calificaba a Australia como un rival de mucho cuidado.
Ayer los uruguayos borraron de sus mentes las cualidades que pocas horas atrás le veían a los de Oceanía. Ya no importa que sean fuertes físicamente, que varios de sus jugadores actúen en Europa ni la irregularidad que sufrió el equipo de Víctor Púa a lo largo de las eliminatorias.
Ahora se prefiere pensar que jugar el segundo partido de la serie en Montevideo es una ventaja muy grande y que los australianos no soportarán la presión de un estadio Centenario que estará colmado.
Sin embargo, para llegar a ese cambio radical de pensamiento los uruguayos vivieron anteanoche un verdadero "parto".
Poco preocupados por la igualdad en el Centenario, casi en un pacto de buenos vecinos, las noticias que llegaban de Asunción no eran nada buenas.
Colombia ganaba 4-0 en el hasta ese momento inexpugnable Defensores del Chaco y con otro gol Uruguay le decía adiós a Australia, al Mundial y a sus sueños.
En medio de un aburrido segundo tiempo entre celestes y albicelestes, los sentidos estaban puestos de lleno en las radios y hasta en el palco de prensa se llegó a escuchar el grito de "¡penal para Colombia!!", cuando ya ganaba 4-0.
El mensaje erróneo de un desesperado uruguayo con una portátil en la mano todavía es repudiado por los compatriotas que lo rodeaban.
Pero llegó el final en Asunción y sólo había que empatar con Argentina, algo que no le costó demasiado a ninguno de los dos, especialmente en el último cuarto de hora.
Pitazo final y algo inédito: los de Bielsa levantaron los brazos en el centro de la cancha y fueron ovacionados desde las cuatro tribunas del mítico Centenario, mientras que en el palco de prensa los locales saludaban y agradecían el empate con abrazos a sus colegas argentinos.
Deseo de suerte de ambos lados para el futuro, intercambio de teléfonos y promesas de fidelidad hasta que "la muerte nos separe".
"Yo nunca le tuve bronca a los argentinos porque se hacen respetar en todos lados. Eso es tener personalidad que algunos confunden con intolerancia. Es más, si Uruguay no llega al Mundial me hago hincha de Argentina, que ya tiene medio título ganado", escuchó este enviado de un emocionado taxista que estuvo a punto de bajar del vehículo a abrirle la puerta.
¿Bronca a los del otro lado del río? ¿Quién, yo? Inventos.
El fútbol casi todo lo puede. Contar dentro de un par de décadas que un equipo argentino se fue ovacionado del Centenario le parecerá a las próximas generaciones un chiste. Habrá que guardar estas notas. (Télam)


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