Año CXXXIV
 Nº 49.298
Rosario,
lunes  12 de
noviembre de 2001
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El clásico rosarino
Esa mala costumbre de empatar
Con el de ayer suman 66 igualdades en el profesionalismo. Un resultado que se volvió cansador

Javier Parenti

Un empate más y van... 66 en el profesionalismo. Sí, desde 1939 el clásico terminó más veces empatado que con victorias rojinegras (39) y auriazules (45). Y en cierto modo, ya cansa. Aunque a los hinchas de Newell's esta nueva igualdad le sirvió para prolongar el invicto en su cancha ante el tradicional rival. Y por eso festejaron los casi 22 años que no pierden en el Parque, ya que la última vez fue el 4 de junio de 1980 y como el próximo partido en el Coloso seguramente se jugará después de esa misma fecha del 2002. Y a Central le queda la tranquilidad de, al menos, no perder de visitante.
¿Qué significa el empate entonces? Un conformismo, el consuelo propio de dos presentes futbolísticos con demasiadas limitaciones. Y por eso la repetición de este resultado no alcanza para satisfacer el sueño de la mayoría. De esos hinchas que quieren festejar con una victoria, sea con un gol en contra, en el último minuto o con un golazo. Y así sí poder gozar con todo durante el lunes, en la semana y, en casos, hasta el próximo clásico.
Los empates son para olvidar. Quiénes se acuerdan de un clásico que terminó igualado cuando ese reparto de puntos no sirve para obtener un logro importante (lo fue el 2 a 2 de 1974 cuando Newell's fue campeón en Arroyito), cuánto puede servirle a ambos conjuntos ya transcurrida la mitad del torneo y vegetando de mitad de tabla para abajo.
Sí les sirvió a los técnicos para mantenerse, a los jugadores para no ser protagonistas del quiebre de una racha o de una nueva derrota. Pero otra vez perdió el fútbol y la ciudad de la pelota.
¿Que no lo buscaron? Y... puede ser, pero tampoco arriesgaron demasiado por quedarse con el festejo triunfal.
Hay que cambiar la apuesta. Es hora de empezar a jugar a ganador para que el clásico pueda vivirse intensamente. Como pasó diez veces en esta última década.
Como en aquellos triunfos leprosos en el Clausura 91 (4-0, con dos goles de Cozzoni, uno Pochettino y el restante de Garfagnoli), Clausura 92 (1-0 y el vuelo del Pájaro Domizi), Copa Centenario 93 (2-0 y 1-0), Clausura 99 (4-1 con dos tantos del Gordo Real, uno de Fernando Crosa y otro de Julio Saldaña) y el último festejo en Arroyito que aún goza por el 2 a 1 (Clausura 2001) sobre el final con los goles de Nico Pavlovich y Larry Saldaña.
O las victorias canallas del Apertura 91 (1-0 con gol del Chelo Delgado), Apertura 92 (2-1 con tantos del Puma Rodríguez y Galloni), Apertura 95 (2-0 con goles de Petaco Carbonari y el Negro Palma), o el último 4 a 0 del abandono (Apertura 97) con las conquistas que el pueblo auriazul todavía festeja del Polillita Da Silva, el Chacho Coudet, el Tate Carracedo y el Petaco Carbonari.
Pero no hubo caso, ayer fue empate. Otro más y van...


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