El personaje que Daniel Melingo compone en escena se limita a cantar. Sólo expresó dos o tres agradecimientos con un porteñísimo "chas graciasss", que remató con "Los Ramones del Tango", subrayando sus palabras con una mano señalando al cuarteto de músicos que lo acompañó. Los únicos gestos extraños se vieron cuando se descalzó antes de cantar "Muleta", tango que en parte de su letra habla de un hombre que tiene una piedra en el zapato y cuando se le cayó la guitarra antes de "Sin luna".
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