Laura Vilche
"Sin un buen censo, no somos un país". La certeza pertenece a Elda Gallese, doctora en Estadística de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) e integrante del equipo de profesionales encargado de realizar la encuesta pos relevamiento del Censo Nacional 2001. Al referirse a la posibilidad de que el censo se postergue o directamente no se realice, Gallese sostuvo: "No se puede volver atrás porque se ha invertido mucho dinero en este censo. En diciembre, en algunos lugares del país hace casi 50 grados de calor: o se realiza el operativo el 17 y 18 de noviembre o habrá que posponerlo hasta el año que viene, y eso sería lamentable". -¿Por qué es importante realizar un censo nacional? -Es un requerimiento necesario para que un lugar geográfico sea considerado país. Desde luego que no es un requerimiento suficiente, pero no se me ocurre pensar en ningún país que esté a la vanguardia, con un nivel de vida alto y una distribución más equitativa de la riqueza que no tenga un buen sistema estadístico. Sin un buen sistema estadístico no somos un país. Un censo es el plafón del que se deberían nutrir quienes toman las decisiones políticas. Lo que sucede es que la gente está descreída. ¿Cuánto hace que se mide la distribución de la pobreza? Todos sabemos que hay pobres, ¿pero qué se hace con la pobreza?. -¿Qué le falta a la Argentina para tener un buen sistema estadístico? -Lo primero que falta aquí es una buena inversión en educación. Si la hubiésemos tenido no estaríamos padeciendo los problemas con los censistas a través de la negativa del gremio docente de plegarse a la actividad. La gente podría llenar su cuestionario sin necesidad de que los maestros fueran a tocarle el timbre, tal cual se hace en los países civilizados como Italia, Estados Unidos y Suiza. Pero nosotros estamos lejos de eso, hace falta cultura estadística. -¿Qué es lo que da cuenta de que nos falta esa cultura? -Que no siempre se leen bien los datos. Se habla de 20 por ciento de desocupación y la gente toma ese porcentaje como el de toda la población. Pero en realidad es el 20 por ciento de la población económicamente activa, que está integrada sólo por el 40 por ciento de los habitantes. En Argentina, en ese 60 por ciento restante va a parar el ama de casa, y esto es todo un tema de género. Como su tarea no pasa por el mercado laboral, no responde a la definición de trabajo. Sin embargo es importante medir la contribución del trabajo del ama de casa en el producto bruto interno. Los datos numéricos tienen cierta religiosidad, a veces con los números se dicen muchas barbaridades. -¿Qué datos no deben faltar en un censo? -Obviamente sexo, estado civil, profesión. Este año se agregaron datos referidos a la población aborigen, como si los aborígenes hubiesen nacido ahora, pero en fin... si pensamos que hasta el siglo pasado se incluía el rubro esclavos, hemos avanzado. -¿Que opina sobre la posibilidad de que se posponga o quede sin efecto el Censo 2001? -Creo que no se puede volver atrás. Se ha gastado mucho dinero en este censo. Claro que no se puede salir a mansalva a hacerlo sí o sí, hay que cuidar la precisión, y ya tenemos algunos problemas. Por ejemplo el de la seguridad, donde hay dos zonas opuestas y de difícil acceso: las villas y los countries. Algunos opinan que hay que ir con la fuerza pública, pero pienso que es peor. Hay un problema más. No todos los censistas están preparados para sostener una entrevista, y para formarlos hay un precio que el gobierno debe estar dispuesto a pagar. Pero además hay cuestiones a tener muy en cuenta. No se puede demorar tanto el censo, por las condiciones climáticas: en diciembre, hay zonas que hace casi 50 grados y en otro momento, la otra mitad del país está bajo nieve. Si se demora más de una semana la decisión, creo que habrá que dejar el censo para el año que viene, pero sería lamentable.
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