Rugby: Jockey terminó su carrera en Boulogne

Pablo Mihal

Son muchos los motivos por los que un equipo gana o pierde un partido, pero a la hora de los balances, la delgada línea que separa una victoria de la derrota la marcan los números, más en este tipo de torneos donde el que cae queda automáticamente afuera. Ayer en Boulogne a Jockey las cifras no le cerraron, a pesar de que dejaron todo a lo largo de los ochenta minutos. SIC se llevó una victoria inobjetable por 43 a 36 porque supo pegar en los momentos justos guiados por la experiencia de un estratega como José Cilley.
Jockey hizo lo que tenía que hacer, pero cometió muchos errores y ante rivales de la jerarquía del SIC una equivocación se paga muy caro. Pero más allá de esto, y sin contar los fallos desacertados del cordobés Javase, al conjunto de Fisherton ayer le faltó ese ensamble de piezas necesarios para que quince hombres funcionen como uno. Ahí estuvo la gran falla.
En líneas generales no fue un buen partido pero fue muy parejo, producto de que ninguno de los dos equipos logró hacerse prevalecer en el juego. Los motivos son entendibles: de ambos lados hubo jugadores que hace una semana atrás jugaban el Campeonato Argentino con otro equipo, en otro esquema; y en su vuelta al club el tiempo que tuvieron para acoplarse al resto fue muy poco, casi nulo, y eso se notó. Planteada así la cosa era imposible que saliera otra cosa distinta a la que salió.
No obstante, tanto Jockey como SIC intentaron mostrar lo mejor de su repertorio, usando obviamente las armas que más le convenían. El local con una presión asfixiante no permitió que Jockey pudiera pensar y que se dedicara más a defender que a atacar, a sabiendas que si el conjunto de Fisherton podía hacerlo lo pagaría con puntos en contra. Esta situación no la pudo mantener en forma constante y el verdiblanco se las ingenió para pegar sus estocadas.
El conjunto de la zanja sacó la mejor tajada aprovechando sus momentos, los espacios y cada error de Jockey para sumar, capitalizando sobre todo las pelotas recuperadas. Si a esto se suma que el apertura rosarino no tuvo una buena tarde en los envíos a los palos (falló en tres conversiones y un penal) que podría haber emparejado las cosas, el resultado comienza a justificarse. Es una norma: en partidos parejos, cada punto vale oro y cada falla tarde o temprano se paga.
Jockey nunca se dio por vencido y de hecho dio pelea hasta final pero no contó con un Cilley inspirado como el que tuvo SIC. El apertura local en 10' definió el partido con autoridad y experiencia. Desde el minuto 21 al 32, fue el que manejó los hilos. Metió un penal, marcó dos tries y selló la suerte del partido, alejando las cifras en el marcador y despidiendo a Jockey del Nacional de Clubes. La reacción final de poco sirvió ya que el tiempo hizo que resultara imposible el pasaporte a la siguiente ronda. Para Jockey, el torneo había terminado.