Nahuel se pobló de chicos y quedó chico (valga la redundancia). El IX Encuentro de Rugby Infantil para novena y décima división que se desarrolló en las instalaciones que Atlético del Rosario posee en Pérez fue todo un éxito y el trabajo de cuatro largos meses rindió sus esperados frutos. Fueron más de mil trescientos chicos (para hoy se espera una cantidad similar) los que ayer pusieron calor a la jornada. El lugar de origen poco importó ya que dentro de la cancha todos fueron iguales. El hecho era jugar con y no contra otras camisetas, que de por cierto fueron muchas y muy variadas. Si bien el evento lo organiza Atlético del Rosario ese esfuerzo sería casi imposible de realizar sin el apoyo de todos los clubes de Rosario que brindan su aval en forma permanente al rugby infantil y a este evento en particular. Pero no todo fue rugby. Una plaza recreativa con juego inflables y peloteros, que tuvieron la atención personalizada de profesores de educación física le dieron al Encuentro una pincelada distinta y posibilitaron a muchísimos chicos (aunque todavía no jueguen al rugby) divertirse de otra manera. Comparado con años anteriores, la convocatoria que tiene hoy el rugby en los chicos se nota. "Creo que hay más chicos acercándose al rugby en general y en este evento en particular siempre se trabajó con mucha responsabilidad, por eso los clubes lo avalan", señaló Osvaldo Gronda, coordinador de rugby infantil en Atlético del Rosario. "Los chicos buscan el contacto físico en todos los juegos y los padres se van dando cuenta cada vez más que el rugby es como cualquier otro juego pero que además favorece el desarrollo de sus hijos", confió Gronda. Lo cierto es que los reglamentos para que los chicos jueguen a esta edad son especiales, muy diferentes a los que se usan en forma competitiva. De hecho el rugby infantil es únicamente formativo, recreativo y educativo. Ayer, en diez canchas, alrededor de 200 chicos jugaron en forma simultánea casi sin dar respiros. "En el día juegan cinco o seis partidos y se toman el tiempo de descanso pero en esta edad realmente necesitan muy poco. El chico viene a jugar, a divertirse, a hacer amigos. Después el almuerzo o la merienda lo toman como una cosa secundaria... Ellos quieren volver a la cancha", confió el hombre de Plaza. Al hablar del crecimiento que tuvo el deporte y del importante papel de la mujer en las primeras experiencias de los chicos, Gronda enfatizó que "después del Mundial se levantó la barrera y ahora estamos en una etapa de crecimiento. Hoy por hoy tenemos muchas madres que vienen a este evento y que trabajan en él... Hay madres managers y nosotros valoramos mucho el apoyo de ellas en el trabajo del rugby". Jugar por jugar dentro de la cancha. Los chicos se divierten: emulan a sus mayores desde cómo se paran hasta el gesto más insignificante y corren tras la ovalada hasta el cansancio. Desde afuera profesionales no rentados supervisan cada movimiento, cada ejercicio de práctica, cada partido. Todo con sumo cuidado y con la premisa que la protección del chico siempre es el primer ítem. Como debe ser.
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