Viena y Londres. - La agencia internacional para la energía atómica (Aiea) reunió ayer a expertos mundiales para analizar la amenaza terrorista que pesa sobre el universo nuclear, incluida la posibilidad de que pueda producirse la explosión de una bomba atómica, dijeron fuentes de la organización.
En la apertura de la sesión, el director general de la Aiea, Mohammed el Baradei, definió como "improbable" la hipótesis de que los terroristas puedan apropiarse o fabricar una bomba atómica. "Pero nada puede ser excluido", aclaró.
Otra eventual preocupación de los expertos es la posibilidad de que se fabrique una "bomba radiológica", vale decir un artefacto compuesto por explosivos convencionales y también material radiactivo como los utilizados en la medicina o en la industria. La radiación, en este caso, sería limitada, pero lo suficiente como para provocar pánico en una ciudad y obligar a evacuaciones.
Otro riesgo estudiado fue el de la posibilidad de que un avión de pasajeros sea lanzado sobre una central nuclear. La Aiea, que supervisa a las centrales nucleares de todo el mundo, ha pedido a los gobiernos un aumento de sus contribuciones del 15 por ciento, vale decir 50 millones de dólares, para reforzar las medidas de seguridad. "Debemos adoptar medidas preventivas", indicó El Baradei. "No queremos generar pánico, pero ante amenazas no convencionales debemos preparar respuestas no convencionales", explicó. "No podemos eliminar los riesgos, pero debemos reducirlos", agregó.
Exclusión de vuelos
British Energy, el principal productor de energía nuclear del Reino Unido, exhortó al gobierno de Tony Blair a imponer zonas de exclusión de vuelo en el espacio aéreo por encima de sus establecimientos, declaró un vocero de la empresa a la prensa británica.
"Dijimos al gobierno que queremos zonas de no vuelo sobre nuestras plantas", afirmó el vocero Bob Fenton. Por su parte, un vocero del ente de control de la aviación civil británica, la CAA, explicó que numerosos establecimientos nucleares manejados por la sociedad estatal British Nuclear Fuels (BNFL) están protegidos por zonas de exclusión de vuelo.
"La CAA puede aplicar zonas de no vuelo, pero el pedido debe proceder del gobierno", declaró un vocero del ente. Por su parte, el ministerio de Transportes aún no emitió ningún comentario.
Para demostrar la vulnerabilidad del sector nuclear británico, mientras tanto, el diario Western Daily Press alquiló un avión de turismo y sobrevoló las plantas de la BNFL en el condado de Somerset (sudoeste de Inglaterra).
Esto demuestra, comentó un periodista del diario, que al menos sobre las plantas de Somerset no hay ninguna zona de exclusión. "Hubiéramos podido ser terroristas suicidas -agregó el periodista que iba a bordo del avión-, hubiéramos podido llenar el avión de explosivos y hacerlo estrellar sobre las plantas, provocando quién sabe qué devastación".
En principio, todas las centrales nucleares están diseñadas para resistir el impacto de un avión comercial grande, del tipo de los que destruyeron las Torres Gemelas en Nueva York, y evitar así un escape catastrófico de radiación al estilo de Chernobyl, la central ucraniana que estalló en 1986. (Ansa)