Casilda.- "En la provincia creció el analfabetismo y la cantidad de ciudadanos con educación primaria incompleta a raíz de las migraciones internas", aseguró a La Capital el director del Programa de Alfabetización y Educación Básica Para Adultos (Paeba) de Santa Fe, Humberto Cancela, quien de esta manera se adelantó a pronosticar los resultados que podría arrojar el Censo Nacional de Hogares que se desarrollará los próximos días 17 y 18.
Según los datos del último relevamiento realizado en 1991 en la Argentina, cerca de 78 mil santafesinos, casi el cuatro por ciento de la cantidad de habitantes de la provincia mayor de 15 años, no sabían leer ni escribir y otros 380 mil (19%) carecía de educación primaria completa.
Todo parece indicar que en estos últimos diez años la notable radicación en Santa Fe de familias de escasos recursos provenientes de otras provincias como: Corrientes, Chaco y Formosa, además de problemas sociales también aumentó las necesidades educativas.
La matrícula de los servicios que ofrecen el Paeba y las escuelas nocturnas para adultos que dependen del Ministerio de Educación de la provincia la componen unos 20 mil estudiantes, pero esa cifra apenas representa un poco más del cinco por ciento de la población de habitantes mayor de 15 años sin educación o con nivel primario incompleto, según el censo de 1991.
Eso demuestra que las políticas estatales de alfabetización y educación básica cubre una pequeña porción de la creciente demanda. Un alto porcentaje de los alumnos de los centros del Paeba concurren en forma irregular, fundamentalmente por cuestiones de trabajo, razón por la cual los horarios de clase se establecen de acuerdo a sus posibilidades para evitar la deserción. Los mayoría de los turnos son vespertinos y nocturnos.
Centros alfabetizadores
Durante la cosecha de algodón en el norte de la provincia merma la matrícula. El Programa de Alfabetización y Educación Básica se instrumentó en septiembre de 1990 a partir de un convenio entre los ministerios de Educación de Santa Fe y de la Nación y tres años más tarde fue transferido a la provincia con todos los servicios y cargos.
Actualmente cuenta con más de 280 centros de alfabetización y educación Básica en la provincia ubicados en vecinales, centros comunitarios, fábricas o clubes. Asisten unos 6.600 alumnos mayores de 14 años.
El objetivo de los centros del Paeba es brindar educación del nivel de Enseñanza General Básica (EGB) I, II y III hasta séptimo año a personas que por diversos motivos nunca concurrieron al colegio o no concluyeron la primaria. El programa está destinado a adolescente, jóvenes y adultos.
Los alumnos pueden ingresar en cualquier momento del año, así como promover de un nivel a otro cuando están en condiciones de hacerlo. Las clases son de lunes a viernes de tres horas diarias con modalidad presencial, aunque los núcleos educativos contemplan un servicio semipresencial para mayores de 18 años que correspondan al tercer nivel y manejen correctamente cálculo matemático y la lecto-escritura.
Programa universitario
En la provincia también funciona un Programa de Alfabetización de Adultos que depende la Universidad Nacional de Rosario (UNR). Cuenta con cinco centros de los cuales cuatro están ubicados en distintos sectores marginales de Rosario y el otro en el barrio Nueva Roma de Casilda, donde trabajan voluntariamente un grupo de veinte alfabetizadores que enseñan a unos cien estudiantes.
En estos centros únicamente se la técnica de lecto-escritura para alfabetizar, a diferencia de los del Paeba, donde además los alumnos pueden completar el ciclo primario y obtener el título para seguir estudiando.
"La idea es ampliar la cantidad de centros de alfabetización en otros localidades de la provincia a instancias de convenios con comunas e instituciones intermedias", comentó la directora de este programa de extensión universitaria, Elena Gasparri. "La finalidad -añadió- no es solamente lograr que los adultos no alfabetizados aprendan a leer y a escribir sino contenerlos e insertarlos socialmente a través de un trabajo interdisciplinario ya que esta problemática profundiza los mecanismos de exclusión".
Testimonios elocuentes
"Cuando empecé a venir al centro de alfabetización de la UNR mi nieta de solo siete años me corregía lo que hacía mal, ahora también yo puedo ayudarla a ella con las tareas de la escuela", dijo María Castillo, para sintetizar la importancia que significó en su vida saber leer y escribir. María vive en el barrio rosarino de Villa Itatí, tiene 54 años y se llena de orgullo cuando cuenta que crió a diez hijos. Esta mujer humilde y que conoce de sacrificio asegura que su vida cambió desde que se decidió a estudiar. "Descubrí otras cosas que antes no existían para mí", confesó la mujer.
Por su parte, Anastasia Ríos (32), dijo que cuando aprenda a leer y escribir todo va a ser política "porque acá en al barrio necesitamos mucho". En tanto, Lidia Ayala (40) contó en su primer día de clase que decidió estudiar para ayudar a sus hijos "porque no quiero que dejen de aprender como hice yo", dijo.
Gasparri coincidió con Cancela en cuanto a que aumentó el analfabetismo y la población de personas sin nivel de enseñanza primaria como consecuencia de las migraciones internas. "El analfabetismo avanza año tras año debido al crecimiento de los bolsones de pobreza y marginación en nuestra zona, en muchos casos producto de la migración interna", dijo.