Año CXXXIV
 Nº 49.289
Rosario,
sábado  03 de
noviembre de 2001
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Economía
Agricultura versus ganadería, un clásico pampeano
Un trabajo del Inta Marcos Juárez plantea que la producción bovina todavía puede competir en la zona núcleo

Miguel Peretti (*)

En el transcurso de las dos últimas décadas el cambio macroeconómico más importante fue sin duda la convertibilidad, que produjo una modificación estructural de la economía, afectando en forma diferenciada a los distintos sectores productivos de bienes y servicios.
El cambio de los precios relativos que trajo la convertibilidad fue muy desfavorable para la mayoría de los sectores productivos de bienes y especialmente para el sector agropecuario. Por otra parte, los bienes no transables internacionalmente, así como la mayoría de los servicios continuaron aumentando por un tiempo, creándose un desfasaje entre ambos grupos de precios que nunca volvió a corregirse.
Tomando como base 1:1 la relación entre los índices de precios mayoristas y minoristas que había en 1960, en la década del 80 el promedio de esa relación fue 0,874:1 y a partir de la convertibilidad, desde 1992 hasta fines del 2000, el promedio de dicha relación cayó a 0,435:1, el que por otra parte es muy similar a la actual (último mes junio/01) que fue de 0,447:1.
La principal consecuencia de los cambios macroeconómicos en el sector agropecuario fue que los valores de los bienes que produce el mismo cayeron drásticamente respecto al que tenían históricamente, en relación a los bienes y servicios que consume la familia rural.
Lo anterior puede ser probado fácilmente comparando el valor, en pesos constantes minoristas de hoy, que tenían los ocho principales productos agropecuarios pampeanos antes y después de la convertibilidad.
En la posconvertibilidad deben distinguirse a su vez dos subperíodos: los siete primeros años (91/98) y el último trienio (98/01) donde, luego de las crisis económicas internacionales (asiática, rusa, devaluación brasilera), los precios de los commodities agropecuarios cayeron fuertemente, estableciéndose un nuevo nivel donde han permanecido los últimos tres años.
En la posconvertibilidad, hasta 1998, los productores habían perdido entre el 50% (carne bovina y porcina) y el 60% (girasol) del ingreso real (capacidad de compra minorista) que generaban sus productos.
Dicha pérdida se agudizó en el último trienio (99/01), esta vez influenciada por la caída de precios en los mercados internacionales.
Por otra parte, en términos de precios mayoristas, es decir en su capacidad de compra de insumos para producir, los valores de los productos agropecuarios se mantuvieron relativamente mucho más estables si se comparan los períodos de pre y posconvertibilidad hasta 1998. Ello significa que los costos operativos en términos de producto agropecuario no variaron significativamente. Sin embargo, otros costos indirectos de la empresa agropecuaria sí se incrementaron en términos reales, especialmente la mano de obra y la mayoría de los servicios, cuyos precios siguieron de cerca la evolución del índice minorista.
La reacción a los profundos cambios descriptos fue una extraordinaria transformación de las empresas del sector agropecuario. Así, para poder sostener el ingreso real o atenuar su disminución, muchas de ellas decidieron aumentar su escala y, como consecuencia, muchas otras fueron desplazadas y obligadas a desaparecer.
El grupo de empresas que permaneció en el sector aumentó la asignación de superficie a los productos que brindaban los mayores márgenes de corto plazo y al mismo tiempo trataron de incrementar la productividad y los márgenes de todas las actividades.
Esa gran transformación también afectó profundamente la relación entre actividades agrícolas y ganaderas. La ganadería vacuna en particular sufrió en la década del 90 una importante reducción de su superficie ocupada para permitir la expansión de los cultivos agrícolas.
Así, si se toman los cinco principales granos mencionados anteriormente (trigo, maíz, sorgo, soja y girasol) se puede observar que su superficie cultivada, que a comienzos de la década del 80 (79/81) era de 15,1 millones de hectáreas y había crecido hasta 16,3 millones a comienzos de la década del 90 (89/91), en los últimos diez años creció 6,8 millones de hectáreas, llegando a 23,1 millones como promedio de las últimas dos campañas. De esa manera la tasa anual de incorporación de tierras a agricultura, que en la década del 80 fue de 120.000 ha/año, se aceleró significativamente en el período posconvertibilidad, pasando a 680.000 ha/año en la década del 90.
En agricultura, sin embargo, toda la gran transformación, acompañada por importantes cambios tecnológicos, no significó mayores ingresos reales unitarios (por ha). En áreas como la zona núcleo agrícola, donde el uso del suelo en agricultura ya era muy intenso y la expansión posconvertibilidad estuvo muy acotada, el ingreso también disminuyó a nivel regional.

La convertibilidad
En un trabajo realizado a fines de 1998 se realizó un análisis detallado de la agricultura de la zona núcleo agrícola de Argentina (sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y sudeste de Córdoba), que ocupa un área de 6,9 millones de hectáreas, en el cual se comparó el resultado de una hectárea agrícola en dos períodos homogéneos: preconvertibilidad (1982/88) y postconvertibilidad (1992/98).
La conclusión de dicho estudio fue que, habiendo tenido en cuenta todos los cambios operados en la agricultura en cuanto a la combinación de cultivos, cambio de tecnología, aumento de rendimientos, etc., el resultado neto de una hectárea agrícola, medido en pesos minoristas constantes, había descendido un 49%.
En el área estudiada, a pesar de que la agricultura ocupó un 12% más de superficie y produjo en promedio 2,4 millones más de toneladas por año de granos, el cambio de los precios relativos y el nuevo contexto macroeconómico hicieron que el resultado final fuera una sustancial disminución de capacidad de compra del sector en su conjunto, la cual en promedio se redujo en 877,6 millones de pesos por año. Otro efecto importante que produjo la convertibilidad fue una gran revaluación del peso o devaluación del dólar y así todos los productos pampeanos mencionados, a pesar de haber perdido valor en su capacidad de compra de nivel de vida, aumentaron sus precios en dólares en el mercado interno, pero también su costo en dólares se incrementó fuertemente. Ese hecho disminuyó, en cierta medida, la gran competitividad internacional de los rubros agropecuarios pampeanos. En algún caso como el porcino, cuyo precio en dólares pasó de 0,60 en la década del 80 a 1,10 U$S/kg en la posconvertibilidad, atrajo una gran competencia externa al mercado interno.
En ganadería bovina, la revaluación significó que el precio en dólares del novillo también se incrementara de 0,47 a 0,82 U$S/k. Pero a este último precio, ningún otro país pudo todavía competir en el mercado local. Si bien la producción bovina no tuvo que enfrentar la competencia externa, sí enfrentó la competencia por el recurso tierra de los rubros agrícolas, que le restaron casi siete millones de hectáreas de sus mejores suelos.
La disminución de superficie ganadera de la última década obligó en general a un importante cambio tecnológico e intensificación de los sistemas productivos en este rubro. De esa forma, la actividad logró sostener en niveles estables la producción de carne, aún con un stock algo disminuido.

La relación agricultura-ganadería
A diferencia de lo sucedido con la agricultura, la transformación ganadera, en algunos casos, logró a través del cambio tecnológico volver a niveles de ingresos reales por hectárea de la década del 80, a pesar de recibir precios del 50% inferiores en moneda constante, según el índice minorista.
La evolución del precio del novillo siguió la misma tendencia que el resto de los productos pampeanos en los períodos previo y posterior a la convertibilidad. Es decir, se incrementa su precio en dólares, se mantiene constante su precio ajustado por el índice mayorista, y disminuye drásticamente su precio ajustado por el índice minorista.
Es muy importante destacar, sin embargo, que dentro de la convertibilidad, hasta el 98 y después del 98, el novillo fue el único producto pampeano de los ocho mencionados cuyo precio en moneda constante no cayó en el último trienio.

Cambios productivos
Los resultados económicos comparativos de los rubros agrícolas y ganaderos pampeanos variaron significativamente con las condiciones macroeconómicas que afectaron ambas actividades en los distintos períodos, pero también fueron influenciados por la incorporación de tecnología y sus consecuentes cambios de productividad.
La justificación económica de la permanencia de sistemas mixtos y de la incorporación de la ganadería en planteos agrícolas en zonas con suelos de alta aptitud agrícola requiere, en general, planteos ganaderos de alta productividad. Ello es así porque en los últimos años en los cultivos agrícolas extensivos la incorporación de nuevas tecnologías ha sido masiva.
Dentro de las 50 millones de hectáreas de la región pampeana existen condiciones ecológicas muy variadas donde naturalmente prevalecen planteos agrícolas, ganaderos o mixtos y pueden fácilmente mostrarse la conveniencia económica de cada uno de ellos. En general, a medida que aumenta la aptitud agrícola de los suelos es más difícil justificar la permanencia de la ganadería extensiva.
A pesar de lo expresado y en base al contexto de precios relativos del último trienio todavía la ganadería de bovinos para carne puede competir favorablemente con los cultivos agrícolas aún en la zona agrícola núcleo de la Región Pampeana.

(*) Coordinador del área de Economía del Inta Marcos Juárez



La ganadería puede competir con una alta productividad.
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