Año CXXXVI
 Nº 49.286
Rosario,
miércoles  31 de
octubre de 2001
Min 13º
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cartas
Parroquia Cristo Rey

Creemos que en el tema de la parroquia Cristo rey "se está obrando sin razón". Y no queremos ser cómplices. Queremos gritar la verdad de ciudadanos honrados. Queremos contarles que "cargadas de un mensaje espiritual de pasado, las obras monumentales de los pueblos continúan siendo en la vida presente el testimonio vivo de sus tradiciones seculares. La humanidad, que cada día toma conciencia de la unidad de los valores humanos, los considera como un patrimonio común, y de cara a las generaciones futuras, se reconoce solidariamente responsable de su salvaguardia. Debe transmitirlos en toda la riqueza de su autenticidad". Esta declaración se refiere no sólo a las grandes creaciones sino también a las obras modestas que han adquirido con el tiempo una significación cultural (Carta de Venecia- 1964 a la que nuestro país se adhirió por la Constitución nacional). Este es el claro ejemplo de la parroquia Cristo Rey y todo su entorno histórico: plaza y estación. Con nuestra ardua labor hemos logrado salvar en una primera instancia la parroquia de una real y auténtica demolición encubierta. Pero creíamos inocentemente que la verdad brilla por sí sola. ¡Qué ilusos! Ahora, ante la presentación de un nuevo proyecto remozado hecho en tan corto tiempo (cuando para el anterior había demorado 20 años según menciona el padre Gorza), en el que tanto el arzobispo de Rosario como los funcionarios que nos gobiernan han tratado de antemano su aprobación, queremos informar a la ciudadanía que el mismo no ha sido en ningún momento consensuado, tal como se menciona. Acá no hubo charlas, ni discusiones de ideas, ni siquiera se nos permitió el diálogo con nadie a pesar de los repetidos intentos de que alguien del arzobispado nos recibiera. El consenso con la comunidad es una vil mentira. Todo se fraguó "tomando las mayores precauciones de silencio y misterio", entre gallos y medianoche, haciendo firmar a los ingenuos ciudadanos que creen en la realidad de este consenso y eso sí, muy rápidamente. La actitud de algunos de los señores concejales es vergonzosa: los mismos concejales que firmaron la ordenanza declarando la parroquia de interés municipal lo están anulando al aprobar este nuevo proyecto que desvirtúa totalmente el edificio histórico. A nadie parece importarle la movilidad de más de 8.000 ciudadanos que firmamos para evitar esto. Nadie nos escucha, nadie nos habla, nadie se dirige a nosotros. Nunca tuvimos un interlocutor válido en toda esta discusión, esta "mal nombrada" pelea no tiene un rostro al que podamos ver, nunca lo tuvo. Esta ha sido la discusión más rara a la que hemos asistido en todas nuestras vidas. Acá hay un error de concepto, de base, de cultura en última instancia. Se nos quiere hacer aparecer además como un grupo elitista e ínfimo, se nos quiere hacer aparecer como atacantes a la figura del párroco, como adversarios, en fin como ciudadanos ajenos a nuestra propia ciudad, como débiles mentales, como nos catalogó monseñor Mirás en 1998, o sacrílegos como mencionó el padre Gorza respecto de la famosa marcha en defensa de la parroquia. Y todo eso es lo más alejado a la verdad: no somos una elite de pocos ciudadanos que queremos la iglesia para nosotros solos: ¿para qué podrá ser ese nuestro interés? ¿Débiles mentales por respetar nuestra propia cultura y sus tradiciones? ¿Sacrílegos por abrazar a una iglesia? Estamos avergonzados como ciudadanos: en un momento del país en el que la crisis ha llegado a ser la más grande del último siglo, nuestros concejales y la Iglesia se muestran aliados por la defensa a cualquier precio de este proyecto a un oneroso costo.
Vecinos de Fisherton


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