La crisis económica tomó ayer un tinte dramático con los inversores huyendo de los bonos, la renuncia de un funcionario clave del Palacio de Hacienda y el gobierno intentando desesperadamente conseguir un adelanto del Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitar caer en la cesación de pagos. Con este contexto, la Bolsa se derrumbó ayer más de un 8% y el riesgo país superó los 2.000 puntos.
Al término de una jornada de alta tensión, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, intentó poner paños fríos y dijo que "las medidas (que tienen a la reestructuración de la deuda como plato principal) estarán dirigidas a honrar la confianza de los depositantes y de los tenedores de títulos". Sin embargo, aclaró que el paquete será anunciado recién "cuando estén listos todos los detalles".
La prolongación de la incertidumbre en torno del paquete no ayuda a despejar el panorama. Las autoridades confían en alcanzar un acuerdo con las provincias pero, más allá de declaraciones voluntaristas, hasta ayer no había conversaciones con mandatarios oficialistas ni tampoco de la oposición. La delegación del FMI, que llegó el domingo para interiorizarse del plan que tiene el ministro Cavallo, partió sin brindar mayores definiciones. De su veredicto depende en parte que el directorio del FMI apruebe el adelanto de un desembolso de 1.200 millones de dólares para hacer frente a los vencimientos de noviembre.
La misión fue encabezada en esta oportunidad por John Thorton, quien en un breve contacto con la prensa en el Palacio de Hacienda indicó que el encargado del caso argentino, el chileno Tomás Raichmann, llegaría a Buenos Aires en los próximos días.
Habitualmente las auditorías por pautas trimestrales del FMI se extienden al menos por dos semanas, por lo que el regreso anticipado de la delegación que encabeza Thorton abona la especulación de que sólo fue una misión para tomar conocimiento de los planes de Economía.
Renuncia clave
En medio de la negociación, que incluye operaciones de canje de deuda tanto entre inversores locales como globales, el subsecretario de Financiamiento, Julio Dreizzen, presentó su renuncia por la cual adujo "motivos personales".
En Economía, se explicó que, con esa decisión, se evaluó la conveniencia del alejamiento debido a que las conversaciones con los tenedores de títulos internacionales aún no se iniciaron y "demandarán un largo tiempo".
En el mercado, sin embargo, se vinculó la dimisión del segundo de Marx a su disconformidad con el manejo del canje de deuda que, a duras penas, está fogoneando el Palacio de Hacienda para evitar la cesación de pagos. Esta interpretación agudizó la caída de los títulos y acciones.
Mercados alterados
La tensión generada en torno del futuro económico de la Argentina llevó ayer a los títulos públicos a precios de "default"; mientras el riesgo país fijaba un nuevo "record" histórico en 2.003 puntos básicos (PB) ubicándose de nuevo a la cabeza de las naciones más peligrosas para los inversores. Ante este escenario, la Bolsa de Comercio perdió el 8,67%.
La debacle comenzó por la mañana, en Londres, donde los valores de bonos emergentes cayeron ante el nerviosismo de los inversores sobre la capacidad de pago de Argentina. A esa situación se le sumó la demora en el anuncio del paquete de medidas económicas. Jugó en contra también la dilatación del acuerdo entre la oposición y el gobierno.
Ante este panorama, el riesgo país llegó a tocar en su pico 2014 puntos, para luego cerrar en 2003, según el marcador de Mercados Emergentes de Bonos (Embi+) de JP Morgan.
"El mercado estaba esperando medidas para este fin de semana y como no aparecieron la reacción es negativa", explicó Esteban González Carretto, analista de BBVA Banco Francés. Agustín Galvalisi, gerente de Inversiones de Societé Generale, señaló: "No existe solamente temor de default, los instrumentos de deuda ya registraron precios de default".
La reestructuración de la deuda le puso tensión al mercado. "En estas circunstancias, los inversores solo aceptarán un canje si se les da algo "muy bueno a cambio", enfatizó un agente de la city.
En el medio, el gobierno dio pocas señales de vida. Mientras el presidente Fernando de la Rúa tomaba juramento a los nuevos ministros, Cavallo apostaba todo a conseguir el adelanto para noviembre de los 1.200 millones de dólares que corresponden al blindaje.