Un jubilado de 62 años fue hallado asesinado de cuatro puñaladas en la vivienda de barrio Arroyito donde vivía solo desde hace más de tres décadas. El hecho fue advertido por un vecino de la víctima que pasó por el lugar y descubrió que la puerta de calle se encontraba entreabierta. Al ingresar encontró manchas de sangre en el piso de la cocina y sin esperar un segundo llamó a la policía. El cuerpo de Miguel Angel Rimoldi yacía en la terraza de la vivienda, adonde había logrado subir malherido, al parecer con intenciones de pedir ayuda.
De acuerdo a los datos aportados por los vecinos de Rimoldi, los investigadores de Homicidios pudieron reconstruir la historia de la víctima. Tras hilvanar algunos puntos y hacer una minuciosa requisa de la vivienda, los pesquisas anoche ya despejaban algunas dudas: "Todo indica que fue un crimen de carácter pasional. Aparentemente en la casa no se notan faltantes por lo que estaría descartada la hipótesis de robo", aseguró un vocero.
Rimoldi fue asesinado a puñaladas en su casa de dos plantas de Juan B. Justo 1092, ubicada a sólo media cuadra del policlínico Pami II. El crimen, según las primeras pericias, habría ocurrido el viernes pero fue descubierto ayer al mediodía por un abogado domiciliado a una cuadra de allí y de estrecha relación con la víctima.
La puerta abierta
Cuando el hombre pasó como lo hace casi a diario frente al lugar advirtió que la puerta de calle se encontraba entreabierta. Los vecinos contaron que el abogado sospechó que pasaba algo raro y fue a buscar a un amigo que vive frente a la casa donde ocurrió el homicidio. Como ambos conocían a Rimoldi, decidieron ingresar para ver si el jubilado necesitaba ayuda.
Apenas entraron a la casa hallaron claros indicios de que había ocurrido algo terrible: había un gran desorden y un charco de sangre en el piso de la cocina. Las manchas continuaban por la escalera que lleva a la planta alta de la propiedad, pero los vecinos no subieron. Antes decidieron llamar a la policía.
Al llegar al lugar, los agentes encontraron el cuerpo de Rimoldi, en estado de descomposición, en una habitación del primer piso lindera a la terraza. "Alcanzó a accionar el picaporte. Se ve que quería salir para pedir ayuda", comentaban los vecinos de barrio Arroyito que interrumpieron su siesta dominguera para acercarse a ver el operativo policial montado en torno a la vivienda.
La policía informó que el hombre tenía cuatro heridas de arma blanca en el tórax y que en la casa había un gran desorden, como si se hubiese perpetrado un robo. Sin embargo esa hipótesis se fue cayendo con el pasar de la tarde al comprobarse que no faltaban cosas de la vivienda.
Mientras el cuerpo de Rimoldi era trasladado al Instituto Médico Legal en una ambulancia del Sies para la realización de la autopsia, agentes de la seccional 9ª, de la Brigada de Homicidios, y la jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara, llegaron hasta la vivienda para realizar una minuciosa inspección.
En tanto, un grupo de vecinos se ocupó de cuidar las mascotas de la víctima para entregárselas a la familia del jubilado asesinado. Según esos mismos vecinos, los padres y una hermana de Rimoldi viven en Buenos Aires y la noche de ayer llegaban a Rosario tras haber recibido la comunicación que los impuso del trágico hecho.
"Sus tres perritos estaban junto al cadáver. Estaban en estado de shock, pobrecitos", decía una mujer mientras se abrazaba a una perra de raza yorkshire, y otros se ocupaban de rescatar dos jaulas con pájaros.
Rimoldi era oriundo de Buenos Aires, vivía solo, era soltero y no tenía hijos. Los vecinos afirmaron que el hombre era homosexual y recordaron que hace algunos años se había jubilado de su trabajo en Tribunales. "Era un hombre reservado, muy culto y solidario", recordaron.
El jubilado había sido visto por última vez la tarde del jueves por una vecina que lo encontró desmejorado, ya que el día anterior "estuvo con la presión muy alta y no se sentía bien".