Año CXXXIV
 Nº 49.283
Rosario,
domingo  28 de
octubre de 2001
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Los referentes justicialistas buscan captar el voto esquivo de la clase media
El PJ rosarino ante el desafío de volver a la Intendencia en el 2003
Alentados por el resultado electoral, los peronistas están con la moral alta y apuestan a otro triunfo

Walter Palena

En el peronismo rosarino campea un ambiente de moderado optimismo. El triunfo que logró sobre la Alianza el 14 de octubre alimentó entre sus dirigentes y militantes la ilusión de volver a gobernar Rosario (el último intendente fue Rodolfo Ruggeri, desalojado por la dictadura en 1976). Los principales referente del PJ son conscientes de que la victoria se produjo en un escenario atípico, donde primó el denominado voto bronca por sobre el resto de los candidatos. Aun así, dicen que hay un mensaje en las urnas que se debe evaluar por encima de la mera estadística: la recuperación de la autoestima y la ruptura del encanto de una Alianza imbatible.
"El peronismo puede". Ese parece ser el lema que levantan sus dirigentes en la evaluación poselectoral. En esa expresión de deseo quedan, sin embargo, varios matices por mensurar a la hora de proyectar la potencialidad del PJ para retomar la Intendencia en el 2003.
Al justicialismo no le alcanzará solamente con su base cautiva. En las últimas elecciones, incluso, perdió 50 mil votos respecto de los alcanzados en en 1999. Necesitará, entonces, urdir un proyecto capaz de seducir a los sectores medios de la sociedad, una franja del electorado que siempre se mostró renuente a votar por el PJ.
Esto quedó demostrado el 14 de octubre. El peronismo perdió en todas las seccionales del centro. El desencanto que castigó a los candidatos de la Alianza no pudo ser capitalizado por el PJ, que sí se impuso más allá de la geografía delimitada por los bulevares.
El sistema electoral que impere en el 2003 gravitará en el esquema de poder que intentará armar el peronismo. Si sigue tal como está la ley de lemas, al PJ no le conviene desparramar esfuerzos en su habitual racimo de candidatos en una elección para cargos ejecutivos sino concentrar la atención en dos o tres referentes que cosechan el mayor caudal de votos dentro del partido.
Otro aspecto que puede jugar a favor del PJ es la disgregación que ya se insinúa en la Alianza. Los furiosos ataques que se están propinando el usandizaguista Jorge Boasso y la radical naranja Daniela León (con la venia y el aval del PSP) contrasta con la pose de unidad que exhiben los justicialista. "No podemos dejar de evaluar esta pelea, que aparece como otro capítulo del eterno internismo radical, como un síntoma de nerviosismo en la tropa de Hermes Binner por los resultados del 14 de octubre y de cara al 2003", confió a La Capital un dirigente peronista.
El modo en que se resuelva la interna presidencial tendrá su correlato en la performance peronista en Rosario. Algunos creen que si Carlos Reutemann es el candidato, las chances de triunfo se acrecentarán por el "efecto arrastre". Otros, en cambio, opinan que cualquiera sea el postulante, la "onda expansiva" también llegará a Rosario, como ocurrió en 1989, cuando resultó electo Carlos Menem.

Los nombres en carrera
El "Proyecto 2003", como lo han bautizado los peronistas rosarinos, ya está en marcha y cada referente que salió bien posicionado en las urnas busca armar un frente común, más allá de las ambiciones personales y las diferencias de matices para lograr el objetivo de máxima en la próxima contienda electoral: la Intendencia.
"El primer esfuerzo estará focalizado en tratar de captar a la gente que se siente desencantada con la Alianza y que el 14 de octubre votó en negativo", dijo Norberto Nicotra, el peronista que consiguió la mayor cantidad de votos dentro del lema justicialista con el frente electoral que tejió con el Partido del Progreso Social (PPS) y otras fuerzas.
Nicotra no dejó pasar un hecho que lo posiciona como el eventual candidato a intendente por el PJ. "Tanto en el 95 como ahora nuestra corriente interna es la que más votos sacó", remarcó. De todas maneras, advirtió que el "triunfo no se nos tiene que subir a la cabeza, sino que sólo es el comienzo para unificar al justicialismo y ampliar la base para captar el voto independiente".
El presidente del PJ santafesino, Angel Baltuzzi, también hizo hincapié en que el peronismo, por sí solo, no puede alzarse con la Intendencia en el 2003. Al igual que Nicotra, centró el objetivo en la caza del voto de la clase media: "Nos tenemos que mostrar como una alternativa real de gobierno y ofrecer una opción que sea atractiva para aquellos que no suelen votar al peronismo". Cuando La Capital le preguntó qué candidato podía mostrar ese perfil, el diputado electo ubicó a Oscar Poppy Larrauri como un potencial dirigente capaz de seducir a los sectores medios.
Pero a Larrauri ese objetivo le parece demasiado prematuro. "Es verdad que saqué muchos votos en el centro que sinceramente no esperaba. Mi esfuerzo está centrado ahora en hacer una buena tarea en el Concejo", dijo el Poppy, un tanto sorprendido por la bendición de Baltuzzi.
Roto el hechizo de no poder ganar en Rosario, el PJ deberá demostrar en estos dos años que la victoria frente a la Alianza no es una mera ilusión óptica en el desierto del desencanto político.



Con la venia de Reutemann, Nicotra sería candidato.
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