Consultado por La Capital, el subsecretario de Investigación y Tecnología del Ministerio de Salud, Ernesto Podestá, dijo que "no existe una vacuna contra la Fiebre Hemorrágica Argentina, sino un candidato a vacuna", y acotó que "no está reconocida oficialmente, se deben hacer bien las fases de experimentación para no hacerle mal a la población". Sin embargo colaboradores del Defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, sostuvieron que "discutir ahora la eficacia de la vacuna es retroceder en el tiempo". A pesar del planteo del Ministerio de Salud nacional, los datos de la realidad indican que las dosis que se aplicaron desde 1991 en más de 200 mil personas fueron inocuas, inmunogénicas y eficaces en un 95,5 por ciento de los casos. Estas investigaciones, iniciadas a fines de la década del 70 por científicos argentinos y agencias internacionales, paradójicamente fueron avaladas por las autoridades sanitarias nacionales. En 1991, el entonces Ministerio de Salud y Acción Social obtuvo del gobierno norteamericano la provisión, por única vez, de 200 mil vacunas para ser utilizada hasta tanto la Argentina logre su propia capacidad de producción programada originalmente para fines de 1999.
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