Luciano David Manno vivía con su madre, sus hermanas de 21 y 20 años y un hermano de 15 en Batlle y Ordóñez al 2500. Ayer sus familiares no encontraban explicación al hecho que puso fin a la vida del muchacho. "No tenía enemigos. No tenía malas compañías. Se han ensañado con él", repetía entre lágrimas la abuela del joven, Hortensia, de 75 años. "Era un excelente pibe, muy querido en el barrio. Junto con la madre mantenía a toda la familia", contaron sus parientes. El joven había partido de la vivienda a las 23 del viernes con la promesa de regresar temprano. "Se llevó un reloj para venir temprano porque tenía que ir a trabajar. Antes de irse nos dijo: «A la 1.30 estoy acá»", contó la hermana del adolescente, que trabajaba de 5 a 17 como repartidor de lácteos y en este año había comenzado un curso de computación.
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