Eduardo Caniglia
Un matrimonio y sus dos hijos decidieron festejar el Día de la Madre en la soleada tarde del domingo navegando por el río Paraná, pero nunca imaginaron que al regresar de la travesía se iban a encontrar con una dramática e inesperada sorpresa. Cuando volvieron al lugar donde habían dejado estacionado su auto observaron que una puerta del vehículo había sido violentada y algún desconocido les había sacado los documentos y las llaves de su casa. Entonces presumieron que los ladrones habían ido a robar a su vivienda. Poco después comprobaron que sus temores eran fundamentados: la casa de la zona oeste de la ciudad había sido desvalijada. A las 15.15 del domingo Eduardo Gabriel Baudagna, de 38 años, junto a su esposa Sonia y sus dos hijos, Dante, de 11, y Bianca, de 7, llegó en un Peugeot 504 a la playa de estacionamiento que se levanta junto al obrador del puente Rosario-Victoria. Allí dejaron estacionado el vehículo y un rato después se embarcaron desde un muelle de Punta Alta en una lancha para realizar una excursión por las islas del Paraná. Unas dos horas después, cuando la travesía ya había finalizado, Eduardo y su familia se dispusieron a regresar en el auto a su casa de Pasco al 6500. Pero apenas llegaron al estacionamiento algo los inquietó: una de las puertas del vehículo había sido forzada y estaba abierta. "Primero pensé que me habían robado los papeles porque me habían destrozado la guantera, pero cuando me dí cuenta que también faltaban las llaves de casa llamé por teléfono al Comando Radioeléctrico". La voz de alerta que dio Eduardo no sirvió para impedir el atraco. Cuando los Baudagna llegaron a la casa se encontraron con un cuadro desolador: mientras caminaban en medio de un gran desorden comprobaron que faltaban una computadora, un centro musical, una pistola Bersa "que estaba registrada" a nombre del dueño de casa, 100 pesos en efectivo, algunas alhajas y "las mochilas escolares" de los dos hijos de la pareja. "Seguramente las llevaron para guardar las cosas que se robaron", explicó el hombre aún dolorido por la experiencia. Quince minutos después, dos móviles del Comando Radioeléctrico arribaron al lugar. "Llegaron tarde porque el operador del Comando se olvidó de pasar el llamado", comentó José, el padre de Eduardo. Lo curioso del caso, según contó José, es que la casa habitualmente está custodiada por un perro "manto negro" pero el animal no pudo actuar porque cuando la familia sale lo deja en la parte trasera de la propiedad. Así, con ninguna oposición, los maleantes abrieron con las llaves robadas la puerta enrejada del frente y luego la de acceso a la casa donde no tuvieron impedimentos par cometer el atraco. Con el botín en su poder, los ladrones desaparecieron sin ser vistos por ningún vecino, aunque ayer algunos empleados de una empresa de limpieza hallaron algunos papeles de los Baudagna en una zanja de avenida Pellegrini al 6900, a unas dos cuadras del domicilio. El caso fue denunciado en la comisaría 14ª, pero hasta anoche no había pistas que permitan conducir a los autores del atraco. Sin embargo, Eduardo cree que los ladrones operan "como una organización muy bien montada" que elige a sus víctimas. Para explicar su hipótesis, Baudagna sostuvo que los ladrones que violentaron su auto "sólo se llevaron los documentos y la llave pero no robaron el estéreo que había quedado debajo del asiento".
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