| | cartas A mis hijos
| No hay palabra que pueda expresar todo lo que quisiera decirles, lo que desearía enseñarles o lo que soñaría poder dejarles para guiar sus vidas. El darles la vida, colaborando con el Creador, ha sido sólo el comienzo del amor que se hace realidad y toma cuerpo. Muchas veces he intentado decirles o demostrarles cuánto los amo, mi propia vida se ha multiplicado por cuatro. Son seres únicos, auténticos, libres. Cada amanecer, al ver clarear el día pido a Dios que les dé todo lo necesario para que sean buenos hombres y a la vez le doy las gracias por la maravilla de ser madre. Si uno de ustedes no está por un rato los demás lo extrañamos, porque cada hijo es un trozo de esta familia que componemos los seis juntos. Somos un cuerpo que vive, que crece, que es feliz si cada parte es feliz y que tiene la esperanza puesta en una vida sencilla, simple, honesta y llena de amor verdadero. Ustedes cuatro, queridos hijos y su papá, son las cinco razones de mi felicidad y los artífices de mi vida plena, motivo más que suficiente para defender la vida. Teresa Beatriz Molina de Zalazar
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