Año CXXXIV
 Nº 49.278
Rosario,
martes  23 de
octubre de 2001
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Marcelo Ottolini, el patriarca del básquet
El polifuncional jugador de Newell's es el más veterano del torneo de la Rosarina

Oscar Lehrer

A los 38 años, Marcelo Javier Ottolini, basquetbolista de Newell's Old Boys, es el jugador de más edad de los que militan en el campeonato superior que organiza la Asociación Rosarina.
Pachi, tal su apodo, cuyos comienzos en esta disciplina deportiva fueron en Santa Paula de Gálvez, su ciudad natal, jugó en tres etapas durante nueve temporadas para los rojinegros. Además es uno de los pocos privilegiados que tuvieron la posibilidad de jugar en todos los niveles de la Liga Nacional.
A lo largo de su extensa y brillante carrera, además de las camisetas de Santa Paula (donde jugó en la C, la B y en primera) y Newell's Old Boys (en el TNA) vistió las de Brown de San Vicente, Estudiantes de Olavarría y en la temporada anterior la del ahora venido a menos Olimpia de Venado Tuerto. También con el seleccionado de la provincia de Santa Fe participó en cuatro Campeonatos Argentinos: 1984 en Misiones; 1989 en Entre Ríos; 1996 en Resistencia (subcampeón); y 1997 en La Rioja (campeón).
Sin dudas una rica trayectoria, cargada de recuerdos, motivos que llevaron a Ovacion a convocar a este experimentado basquetbolista.
-Llevás mucho tiempo en este deporte y pasaste por varios clubes. ¿Te encariñaste con alguno en especial?
-Son dos los clubes que, por distintos motivos, llevo en mi corazón. Uno es Santa Paula de Gálvez, el club de la ciudad donde nací y donde me inicié en este hermoso deporte. Además fue el que me dio la posibilidad de jugar en el máximo nivel de la Liga Nacional. El otro es Newell's, una institución que me sacó de Gálvez y donde, cuando llegué por primera vez, me encontré con un grupo de gente que me abrió las puertas y eso hizo que con el tiempo me encariñara con esa entidad.
-¿Recordás algún partido en especial de los muchos que jugaste?
-Fueron en distintas etapas. No me olvido de la final de un torneo intercolegial en Gálvez, donde salimos campeones. El otro, un hecho histórico para un equipo del interior. fue cuando con Santa Paula, en el estadio Héctor Etchart de Ferro Carril Oeste, le ganamos a Boca Juniors la final del ascenso. Esa fue una de las noches cuando me salieron todas. Cerré mi planilla individual marcando 33 tantos. Otro encuentro del que me acuerdo siempre ocurrió aquí en Rosario, cuando en la final del torneo local de 1983 nos impusimos a Náutico Sportivo Avellaneda. También hubo un quinto juego entre Newell's y Ben Hur de Rafaela, ocasión en la que ganamos y clasificamos para la final del TNA con Belgrano de San Nicolás. Por el mismo torneo, al año siguiente, también en un quinto enfrentamiento, en La Plata frente a Gimnasia, ganamos, triunfo que nos dio la clasificación para llegar a una de las semifinales con Siderca de Campana.
-¿Que técnico te dejó más?
-Mi agradecimiento eterno para Héctor Garrera. Fue el que me enseño a jugar en Gálvez. El otro, Pablo D'Angelo. Fueron muchos los años que pasé con él y, al margen de sus conocimientos, por sobre todas las cosas me demostró que es un gran tipo y muy inteligente.
-¿Con el básquetbol cosechaste muchos amigos?
-Muchos. El estadounidense Kevin Monroe, el Flaco D'Alessandro, que ahora está en Italia y con quien jugué en Santa Paula y la temporada anterior en Olimpia; Fabián Righi, Andrés Olivier, Gustavo Monella, el Sapo Estévez. En fin, son tantos que no alcanzaría el espacio para nombrar a todos.
-¿Te gustaría ser técnico?
-Si, pero no de primera división. Apunto a algo que estoy haciendo actualmente: dirigir divisiones formativas.
-¿Por qué Rosario no tiene por lo menos un equipo en la Liga?
-Hubo intentos, Provincial, Newell's y Rosario Central dos veces cada uno, y lamentablemente todos se frustraron, al no tener el tiempo suficiente para poder desarrollarse. También me parece, por haberlo vivido de adentro, que los dirigentes no apoyaron esos esfuerzos. Otra cosa típica de esta ciudad y que no ocurre en otros lados, donde todos colaboran, es el celo existente entre los que conducen los distintos clubes, que se ponen mal cuando ven que un vecino intenta crecer.
-¿Se cae la Liga Nacional?
-El básquetbol argentino gracias a la Liga tuvo un crecimiento vertiginoso. La prueba es que gracias a este torneo la selección nacional es respetada y tenida en cuenta en todo el mundo. También es amplia la cantidad de jugadores argentinos de todos los niveles que están en el exterior. Si bien la Liga actual es distinta porque faltan figuras y nombres importantes no creo que se caiga. Son muchos los que se fueron a Europa, pero a pesar de que ahora los chicos no tienen tantos modelos como antes, jugadores siguen apareciendo. Lógicamente que la situación económica de los clubes, que no es diferente a la que vive el país, lleva a que cada vez sean más los jugadores que buscan su futuro afuera, porque aquí no se les cumple.
-¿El motivo de tu regreso a Newell's?
-No tuve ninguna oferta de trabajo para jugar en el TNA y ese es uno de los motivos de mi regreso a Newell's. Mantengo las ganas de entrenarme y las de jugar, por eso sigo. Siempre dije que el final de mi carrera deportiva quería que fuera en este club.



Ottolini mantiene las ganas de un principiante.
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