Visiblemente desolado por la espiral de violencia que en las últimas horas provocó la muerte de 24 palestinos bajo las balas israelíes, Juan Pablo II hizo hoy un dramático llamamiento "en nombre de Dios" para que detengan los enfrentamientos en Medio Oriente. "La muerte y la destrucción llegaron inclusive hasta la Basílica de la Natividad en Belén", expresó el Papa en su habitual homilía dominical y pidió a todas las partes en conflicto que se comprometan "a convertir la Tierra Santa en un lugar de paz y fraternidad". La invocación del Pontífice para la paz en Tierra Santa fue efectuada frente a unos 50.000 fieles reunidos en Plaza San Pedro para celebrar la fiesta de las familias. "Con profunda tristeza recibí dolorosas y preocupantes noticias desde Belén, como también de la ciudad de Beit Jala y Beit Sahour. La guerra y la muerte llegaron inclusive a la plaza de la basílica de la Natividad de Nuestro Señor", exclamó el Pontífice visiblemente desolado. "En nombre de Dios, lo repito una vez más: la violencia es para todos un camino de destrucción que deshonra a la santidad de Dios y a la dignidad del hombre", concluyó Juan Pablo II.
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