El nombre de Carlos Reutemann aparece indisolublemente estampado junto al 2003 para todos aquellos que alientan el proyecto de instalar al gobernador santafesino en la Casa Rosada. "Me parece que no es el momento apropiado para adelantarnos hasta esa fecha", volvió a desalentar ayer el Lole, preocupado por el futuro de la provincia si el gobierno nacional -como ya adelantó- le recorta en un 13% la coparticipación federal para el 2002. Para la deuda de este año, adelantó que Santa Fe "no tiene otra salida" que que aceptar los bonos (Lecop) que la Nación propuso como única forma de pago posible.
En su visita de ayer a Rosario, donde inauguró junto al padre Ignacio un complejo de atención médica gratuita en la zona norte (proyecto impulsado por el religioso), Reutemann relegó a un segundo plano los esperados análisis poselectorales para centrar su discurso en la dura pelea que sostienen las provincias con la Nación y que amenaza la tan mentada gobernabilidad.
"Si nos cortan la coparticipación, todo lo que estamos hablando se cae a pedazos. Nos quedamos sin aire todos", interrumpió un diálogo que giraba en torno a la interna del PJ.
Reutemann confirmó que mañana por la tarde todos los gobernadores volverán a reunirse con el gobierno nacional para continuar la reunión que se interrumpió el viernes (sin acuerdo alguno) para encontrarle una salida a la difícil negociación: "Veremos si encontramos un punto de equilibrio".
El punto a definir no es menor, la gran discusión es definir cuál será el piso histórico que se tomará para la redistribución de los recursos coparticipables a partir del año próximo.
El gobierno ya adelantó que la deuda de este año (alrededor de 100 millones de pesos a Santa Fe) lo pagará con bonos emitidos por la Nación. Antes de pasar a cuarto intermedio, los mandatarios no habían aceptado la propuesta, pero ayer el Lole anticipó que Santa Fe los tomará porque "no le queda otra salida".
La cuestión central es el recorte del 13% a los 1.364 millones de pesos que la Nación reparte entre sus Estados y que los gobernadores hasta el jueves no estaban dispuestos a aceptar (aunque los de la Alianza aparecían como más permeables a las razones del Ejecutivo).
"Lo más grave de esto es que se está violando una ley. Está todo firmado hubo acuerdo en las Legislaturas provinciales, pero la plata no está", se quejó el Lole. "Lo perverso de todo esto -continuó- es que la Nación cerró su déficit cero, y lo publica desde hace tres meses con grandes titulares, retaceándoles a las provincias recursos que les son propios", y cifró esa cantidad en 396 millones.
"Siempre hemos buscado la gobernabilidad para el bien de todos los argentinos, hemos cedido, pero cada vez el asunto se complica más, el ajuste es mayor", consideró. Para justificar su fastidio un ejemplo: "La semana pasada la Nación recompró deuda externa por 300 millones, y es probable que lo haya hecho con los fondos retrasados a las provincias".
Reutemann viaja mañana a Buenos Aires para participar de un nuevo round entre las provincias y la Nación. "Hasta ahora todo está en punto muerto", aceptó, y adelantó que lo que viene es "el punto más duro", el recorte para el 2002, lo que muy difícilmente será aceptado, según aclaró el Lole.
Mientras no se despeje la tormenta que levantó la implementación del déficit cero, Reutemann no levanta la vista más allá del día a día. "No es momento para adelantarnos hasta esa fecha", dijo ayer luego de haber participado de una misa junto al padre Ignacio y tras agradecer la "solidaridad" de la mucha gente que contribuyó -además de su gobierno- para hacer realidad una obra que beneficia a un humilde barrio.
Remiso a hablar de cuestiones político-partidarias repitió su latiguillo preferido ("para el 2003 falta una eternidad") y se conformó con adelantar que "a los próximos 60 días los vamos cabalgando; si seguimos en esta tendencia en diciembre veremos, pero no quiero pensar en diciembre porque vivimos con el día a día".
El gobernador explicó así que los sueldos de noviembre están asegurados, pero que diciembre ya no será tan fácil ya que a fin de año deberá cumplir con el pago de los aguinaldos.
Renuente a los discursos, el padre Ignacio lo instó para que pronuncie el discurso de rigor. Cuando se refirió al compromiso que había asumido para continuar apoyando la obra, no pudo evitar poner una condición: "Siempre y cuando la Nación nos gire el dinero que nos debe".
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La Ciudad
